“El VII Salón Atenas:” es un texto bastante peculiar en la carrera de Marta Traba (1930–1983) como crítica de arte en Colombia. Es una de las últimas críticas que escribió sobre la escena del arte nacional con la que estaba, en ese momento, poco relacionada por su ausencia del país desde 1969.
Traba fue una figura crucial para el desarrollo del arte moderno en Colombia y su legado se asoció a la consagración de figuras capitales de la historia de este arte como Alejandro Obregón, Fernando Botero, Beatriz González, Feliza Burzstyn, Bernardo Salcedo, entre otros. Fundó y dirigió la Revista Prisma (1957); participó de la fundación y dirigió por varios años el Museo de Arte Moderno de Bogotá (1963). A su partida de Colombia, un conjunto de jóvenes críticos dominó la esfera artística nacional, postulándose como adalides del arte contemporáneo en el país. En el artículo “El VII Salón Atenas:”, la autora sopesa la labor desempeñada por una facción de críticos que la sucedieron y conformada, entre otros, por Eduardo Serrano Rueda (n. 1939), Álvaro Barrios (n. 1945), Miguel González (n. 1950) y Alberto Sierra, acusándolos de apoyar “lo que consideran vanguardia (…) de un modo tan entusiasta y excluyente, como para descorazonar a todo aquel que se atreva a disentir”.
Este polémico artículo de Traba fue ripostado por José Hernán Aguilar (véase “VII Salón Atenas: Problemas políticos”, doc. no. 1098946) y Eduardo Serrano Rueda quien en el catálogo de la muestra VIII Salón Atenas (véase “VIII Salón Atenas”, doc. no. 1094348) hizo referencia al artículo de Traba afirmando: “Marta Traba aparecerá en el país para recordarnos, de paso, que vanguardia lo que se llama vanguardia, sólo se ha visto en Colombia en los años sesenta”.