El crítico y curador Eduardo Serrano introduce el catálogo de la Iª Bienal de Arte de Bogotá. En él, Serrano presenta a la Bienal en el marco de la conmemoración futurista de los 450 años de fundación de la ciudad(Bogotá) como el evento “que presenta el trabajo de los artistas de ‘hoy’ (1988) en contexto, y que juzga, califica y conceptúa sobre los últimos desarrollos de las artes visuales en Colombia”. Con lenguaje emotivo revela la importancia que proyecta la muestra y su naturaleza heterogénea dada por la diversidad de planteamientos y lenguajes que representaron las obras seleccionadas por los jurados. De igual manera, Serrano critica al Salón Nacional; lo describe como evento obsoleto en contraposición a las metas de la Bienal, a su juicio, “la exposición más ambiciosa, penetrante e iluminante del arte colombiano de las últimas décadas”.

La Iª Bienal de Arte de Bogotá se llevó a cabo en el Museo de Arte Moderno de la misma ciudad entre el 1 de septiembre y el 9 de octubre de 1988. La dirección del museo estaba a cargo de la gestora cultural colombiana Gloria Zea y la curaduría general a cargo de Eduardo Serrano (n. 1939), quienes hicieron parte del Comité de Selección y Premiación del evento, aunados a los siguientes profesionales: José Hernán Aguilar (n. 1952), docente de la facultad de Arte de la Universidad Nacional; Miguel Gónzalez (n. 1950), curador del Museo de Arte Moderno de Cali – La Tertulia; el artista Álvaro Barrios (n. 1945), Luis Fernando Valencia, quien dirigía el programa de Arte en la Universidad Nacional de Medellín. En la muestra participaron 47 artistas con un número de obras que sobrepasó las doscientas. 

El texto de Serrano fue cuestionado por la crítica del momento, en especial, debido al lenguaje autoelogioso y adjetivado del que se valió para presentar un evento donde él mismo ocupaba el rol de organizador y curador de la institución promotora. La apertura del evento generó polémica institucional entre dos bloques: por un lado, el del Salón Nacional liderado por la artista y crítica de arte, Beatriz González (n. 1938), quien para ese momento era curadora e investigadora de exposiciones en la Biblioteca Luis Ángel Arango; y, por el otro, el bloque de la Bienal, en manos de Serrano. 

La polémica generada procuró poner en juego la institucionalidad de un evento con tres décadas de experiencia —el Salón Nacional— y la apertura de la Bienal fungiendo como espacio que prometía un cambio para las artes visuales en Colombia. Artistas que habían participado en el Salón, a inicios del año, participaron en la Bienal. Lo que a juicio de los críticos y de los mismos artistas restó a la Bienal ese carácter novedoso que quiso imprimirle Serrano de modo retórico, con sus agudos comentarios.

Para ampliar la información sobre la Bienal y la crítica que suscito la muestra [véase el especial que publicó la Revista de Arte Internacional, I Bienal de Arte de Bogotá (doc. no. 1098306) y en la dupla que publicó la Revista Arte en Colombia sobre la Bienal (doc. no. 1098338 y doc. no. 1098354)].