Este es el último artículo de la polémica que, entre el año entero de 1904 y los primeros meses de 1905, se presentó en torno a las obras que Andrés de Santamaría (1860–1945) expuso en el Primer Salón organizado por la Escuela de Bellas Artes en Bogotá después de la larga y dramática conflagración partidista provocada por la Guerra de los Mil Días (1899–1902). En este sentido, el texto escrito por Ricardo Hinestrosa Daza (1874–1963) interpela los ensayos que Baldomero Sanín Cano y el poeta Maximiliano Grillo, también conocido como Max Grillo (1868–1949), habían publicado en la misma Revista Contemporánea entre el mes de noviembre de 1904 y abril de 1905.
La importancia de este documento radica en la larga argumentación que Hinestrosa Daza presenta para discutir los planteamientos que Sanín Cano había expuesto en sus artículos “El impresionismo en Bogotá I” [doc. no. 1080092] y “El Impresionismo en Bogotá II” [doc. no. 1079572]. En particular, la disquisición de Hinestrosa Daza sobre el concepto de “emoción”, sobre la supuesta contradicción planteada por Sanín Cano entre semejanza, verdad y realidad inherente al impresionismo. En especial, sobre la caracterización de la obra de Santamaría como impresionista, es muy significativa; esta juega un papel esencial para determinar los procesos de recepción y valoración del impresionismo en Colombia. Sobre todo si se toma en cuenta su importancia para la determinación del origen del arte modernista en el país.
Hinestrosa Daza rechaza radicalmente el impresionismo porque es, según su posición, producto de una sociedad “que lo ha probado todo”. En particular, por la autonomía que, según Sanín Cano, se construye entre el “alma” y la pura innovación técnica. El supuesto abandono del dibujo a favor de la mancha (atribuido por Sanín Cano al impresionismo) es, según Hinestrosa, uno de los argumentos fundamentales para estar en contra de su imposición en el medio colombiano.
Desde la perspectiva de la artista e historiadora del arte Beatriz González (nac. 1938), toda la argumentación de Hinestrosa Daza está influida por el naturalismo de la Escuela de Barbizón, en Francia (c. 1830–70); en particular, enfatiza la frase “el paisaje es un estado del alma” del filósofo suizo Henri Frédéric Amiel (1821–81).
Ricardo Hinestrosa Daza participó en la guerra civil de 1895; en la Guerra de los Mil Días (1899–1902) fue designado coronel del Ejército Revolucionario Liberal, cayendo como prisionero político en 1900. Junto con Sanín Cano, Hinestrosa fue pionero de la introducción del modernismo literario en Colombia a través de la Revista Contemporánea, de la cual fue cofundador y secretario. Además de ocupar altos cargos en el sistema judicial colombiano, en el Parlamento y en la Secretaría del Tesoro, se desempeñó como rector de la Universidad Externado de Colombia (1933–63).