Óscar Muñoz consignó en Eclipse —nombre que también le asignó a la obra realizada de modo paralelo (2002-03)— anotaciones a manera de reflexiones cortas sobre la forma como se leyó el significado de los eclipses en determinadas culturas, mitos o capítulos de la historia. Este era el contexto para la instalación que, en ese momento, Muñoz proyectaba realizar en la Galería Santa Fe (Planetario Distrital de Bogotá) para el Premio Luis Caballero del mismo año (finalmente presentada al año siguiente, 2004). En la obra, según lo explica Muñoz, el juego expresivo se soporta en doce espejos cóncavos que reciben el fino hilo de luz que entra por doce orificios de un centímetro de diámetro. Después de describir su proyecto, el artista colombiano vuelve a articular reflexiones cortas a partir de diferentes lecturas y autores; ahora, sobre el significado de los espejos, sobre la acción de especular y la de considerar, vinculadas ambas con la función astronómico-especulativa que en la antigüedad cumplió el denominado speculum.

Eclipse es el primero y uno de los pocos manuscritos desarrollados por el artista colombiano Óscar Muñoz (nac. 1951) paralelamente a la concepción de una de sus obras centrales. En ese sentido, constituye un documento significativo para la comprensión de este tipo de trabajo y de su propuesta en general. Además de ofrecer una idea sobre la forma en que Muñoz ordena su pensamiento y genera en sus investigaciones vínculos con el mundo de la imagen, Eclipse contribuye a ahondar en los significados de obras anteriores y posteriores del artista. Aquellas que, de diversas maneras, han explorado la idea del reflejo como expresión, a su vez parcial y definitiva, tanto de la realidad como de la memoria.  Por otra parte, las anotaciones que contiene este documento acompañan el paso del artista desde la imagen que se detiene en un registro gráfico o que se conserva en un soporte, a aquella que existe exclusivamente en el tiempo y en el espacio real. Como él mismo lo ha expresado en diferentes entrevistas, el filósofo francés Roland Barthes (1915–80) tiene gran influencia en su obra —[véase con Diego Garzón, Otras voces, otro arte: conversaciones con diez artistas colombianos (Bogotá: Planeta, 2005), doc. no. 855687;y con Hans-Michael Herzog, Cantos cuentos colombianos: arte colombiano contemporáneo (Zürich: Daros Latinamerica, 2004), doc. no. 860414]. En Eclipse su idea fue atrapar, en la obra, la imagen que está siendo su propio proceso; en otras palabras, procurar desentenderse del asunto de la “grafía” para quedarse únicamente con el de la “foto” (es decir, con la luz).   Esa conquista —en un proyecto en el cual el desafío ha sido ser cada vez más esencial y al mismo tiempo incrementar el potencial expresivo— tiene continuidad en obras posteriores tales como Retrato (2003), Proyecto para un memorial (2005), El Puente (2005) y  Línea del destino (2006). A diferencia de Eclipse, en estas propuestas el artista vuelve a abordar el uso del agua como recurso expresivo para discurrir de otra manera sobre lo fugaz e inaprensible, así como sobre lo que puede ser real con el elemento que ha caracterizado su propuesta.