La entrevista cobija la carrera de Óscar Muñoz desde sus inicios en Cali (a finales de los años sesenta) hasta el 2004, momento que se destaca. Muñoz relaciona su obra con su educación, con el proceso que experimentó su ciudad: centros de exposición, movimientos artísticos y colegas significativos, así como su anhelo de operar en el contexto más amplio de la historia reciente de Colombia, caracterizada por un persistente conflicto —visto por él como irresuelto y frustrante— y la dificultad de la sociedad colombiana para recordar a las víctimas de la violencia. De manera paralela, describe el proceso de elaboración de sus obras y expone algunos de los temas que lo han intrigado a lo largo de su carrera: la fotografía como documento, medio de registro e instrumento de reflexión; el carácter expresivo y metafórico de materiales como el carbón y el elemento agua; las dicotomías realidad/ilusión, realidad/percepción, racionalidad/caos; la imagen ya sea como resultado de sus acciones intencionales o bien como proceso afectado por factores ajenos al artista; la memoria, el olvido, la identidad, la identificación con los otros; el volumen y la presencia de un cuerpo frente al vacío dejado por su ausencia y, finalmente, la participación cada vez más activa del espectador. Muñoz menciona la importancia que tienen, para él, la poesía y la sensualidad de la obra, las cuales logran trascender su carácter efímero y dejar una impresión duradera en el espectador. Concluye refiriéndose a su proyecto cultural actual (“Lugar a dudas”), concebido en torno al montaje de un espacio de creación de arte reflexivo en Cali.