May 14, 2021
La colección de Documentos críticos de arte chileno ha sido posible gracias al generoso apoyo de Juan Yarur Torres, Presidente, Fundación AMA
El 24 de julio de 2020, en medio de la cuarentena chilena y de la pandemia mundial, falleció Lotty Rosenfeld a los 77 años. La noticia se difundió rápidamente y con ello, como ocurre siempre, la necesidad de conocer más acerca de su obra. Este texto propone un breve recorrido para aproximarse a su extensa y poderosa trayectoria.
El trabajo de Rosenfeld comenzó con el grabado a finales de los sesenta y experimentó un cambio producto del Golpe Militar de 1973. Frente al ruptura social y desmantelamiento institucional que significó el golpe, sintió la necesidad de cuestionar su práctica artística, tal como señaló en una entrevista dada a la cadena de Radio y Televisión Española (RTVE) el año 2013[1].
Este cuestionamiento influyó también en los modos de trabajar, ya que si bien Rosenfeld tiene una obra personal, el trabajo colectivo y la colaboración son estrategias que atraviesan todo su camino. En el año 1977 inauguró “Espacio siglo XX” junto con un grupo de artistas —que varía dependiendo de los documentos que se revisen— algunos de ellxs son: Alberto Pérez, Juan Castillo y la escritora Marcela Serrano. Este fue un espacio dedicado a la cultura, puesto que entre sus intereses estaba permitir la convergencia de artistas de diversas disciplinas. En una nota de prensa de diciembre de 1977 se precisa que es un espacio abierto a todas las manifestaciones artísticas y que aborda desde expresiones de “vanguardia” hasta grupos de artesanos; y sobre Lotty se consigna lo siguiente: “exquisita grabadora de temas sutilmente eróticos, ahora ha derivado hacia un expresionismo conceptual y abstracto de materiales desechables. A manera de afiche, puesto contra una pared su obra con rasgadas franjas de papeles de color -negros, rojos y azules- de donde sobresale dominante un enorme NO. Lenguaje subterráneo y urbano, como reacción y esperanza de un mundo conflictivo”[2]. Este pequeño fragmento de prensa da cuenta de su tránsito y del inicio del trabajo con la palabra “NO”, que en septiembre de 1983 se transformó en el NO+, una de las acciones del Colectivo de Acciones de Arte (C.A.D.A.) (1979-1985) que se extendió por la ciudad y mantiene su vigencia hasta hoy como un signo de protesta frente a las injusticias.
Una milla de cruces sobre el pavimento su obra más reconocida, comenzó en 1979, mismo año de inicio del C.A.D.A. Este es un proyecto complejo que tuvo un hito inicial, pero que formuló un procedimiento de trabajo transferible, capaz de resignificarse dependiendo del territorio en el que se inscribía. La acción consistió en intervenir las líneas discontinuas del pavimento con cintas de color blanco que las atravesaban formando cruces. El primer lugar fue la avenida Manquehue, durante 4 horas la artista instaló sus cruces, las que posteriormente fueron destruidas con el pasar de los autos. Se trató de una acción efímera que fue registrada en fotografías y video con una doble finalidad, por un lado generar un testimonio del trabajo realizado, y por otro para dar forma a nuevas obras, principalmente video instalaciones, que se abren a nuevas lecturas. A mediados de 1980 realizó una nueva acción, esta vez proyectó en un camión, a la orilla del camino meses antes intervenido, los registros realizados en película de 16 mm, en video ¾ y fotografías. La dirección de estos fue compartida con la escritora e integrante del C.A.D.A. Diamela Eltit, tal como se inscribe en un libro publicado para la ocasión y que da cuenta de lo acontecido desde una perspectiva editorial. El libro titulado como el proyecto, es una publicación experimental que incluye el texto poético “Congestionamientos” escrito a dos manos por Eltit y la escritora María Eugenia Brito. Este documento se encuentra disponible en el Archivo ICAA doc. no. 744653.
Mediante esta acción, Rosenfeld alteraba el cotidiano e introducía un cuestionamiento a los signos que norman y estandarizan la vida, este gesto crítico puede ser ampliado a todas las esferas de la vida, por ello es que la artista definió su propuesta como un cuestionamiento al poder. La acción fue llevada a diversos lugares, por ejemplo, en el año 1982 realizó la acción en las afueras de la Casa Blanca, símbolo del poder político de EE.UU. En abril del año siguiente llevó sus cruces al túnel Cristo redentor que une a Chile con Argentina, en junio viajó a Berlín y llevó su acción al Allied Checkpoint en la Frontera de la Alemania Federal, en aquel entonces. Una vez allí, cruzó la frontera a pie en reiteradas ocasiones, la cruzó con su cuerpo. Los registros dieron forma al video Proposiciones para (entre) cruzar espacios límites (4 min, 1983), el que fue realizado especialmente para la exposición Chilenas. Drinnen und Draußen. 40 Künstlerinnen zum Thema Zenzur und Exil, organizada por Cecilia Boisier, artista chilena exiliada en Alemania y que reunió a artistas chilenas exiliadas y residentes en el país. Todas las artistas realizaron obras especialmente para la muestra, siendo Rosenfeld la contraparte en Chile. Al regresar al país, Rosenfeld intentó exhibirlo en el tercer Encuentro Franco-Chileno de Videoarte, no obstante el Consejo de Calificación Cinematográfica, organismo censor de la dictadura lo impidió, requisándolo. Lotty escribió sobre este trabajo en su libro Desacato, este texto puede ser revisado en el Archivo ICAA doc. no. 744898.
Así como Rosenfeld vivió la censura, también logró intervenir en los espacios oficiales. En el año 1981, junto con Diamela Eltit, presentaron al Concurso Nacional de la Colocadora de Valores la video instalación Traspaso cordillerano con la que obtuvieron el Gran Premio de Honor, distinción máxima del certamen. Esta estuvo compuesta por 4 televisores en los que se ve la Cordillera de los Andes, desde estos salían tubos de neón que iban hasta una grabadora que reproduce los sonidos de una operación quirúrgica al cerebro, que se mezclan con una melodía andina. La propuesta en voz de sus autoras: “propone sobrepasar los límites, extirpar los tumores, reestructurar un nuevo pensamiento”[3]. Rosenfeld y Eltit llevaron su trabajo conjunto a distintos planos por más de 3 décadas, además de generar obras, se apoyaron en sus proyectos autorales y colaboraron con el Movimiento Unitario Mujeres por la Vida (1983), grupo de mujeres organizadas en oposición a la dictadura militar y que se caracterizaron por generar protestas en el espacio público con un carácter performático. Viuda fue una acción que realizaron en conjunto y que consistió en insertar el rostro de una mujer cuyo esposo había sido víctima de la Dictadura Militar (1973-1990), este inserto puede ser revisado en Archivo ICAA doc. no. 732034. Esta acción fue firmada como C.A.D.A. aunque en ella participaron solo Eltit y Rosenfeld de la formación original, además de la fotógrafa Paz Errázuriz y el escritor Gonzalo Muñoz. Esta es considerada la última acción del Colectivo.
Para cerrar este pequeño texto me gustaría rescatar una anécdota relatada por Mirentxu Bustos, psicóloga e integrante de Mujeres por la Vida, en un encuentro dedicado a la artista. Allí Bustos contó que en una de las reuniones para idear nuevas protestas, Lotty propuso quebrar 1000 platos frente a Carabineros, institución policial chilena. Esta acción estaría vinculada al dicho popular “tirar los platos por la cabeza”, un modo de manifestación que aludía tanto a la situación doméstica de las mujeres y a un modo metafórico de responder a la violencia estatal. Esta idea fue rechazada y siguiendo con el relato de Bustos, Rosenfeld se fue del lugar mascullando: “hubiera sido hermoso”. A finales de los 90, principios de los 2000 ocurrió un hecho político que marcó la agenda de la Transición Democrática, las hermanas Berta y Nicolasa Quintreman, mujeres mapuche-pehuenche, se opusieron a la construcción de la Central Hidroeléctrica Ralco en el Alto Bío Bío, su territorio. Esta lucha fue llevada durante años y las enfrentó al Gobierno de Chile y sus planes de “progreso” en alianza con la empresa privada. En una de las múltiples instancias de negociación a las que fueron sometidas, en un acto de protesta tomaron los platos dispuestos en la sala y los quebraron entre gritos, cuestión que fue transmitida por televisión. Rosenfeld tomó fragmentos de esta imágenes y los incluyó en sus obras, una de ellas es el video La Guerra de Arauco (6 min, 2001) que toma su título del conflicto entre los colonizadores españoles y la resistencia indígena que estuvo activo entre 1536 y 1810. Este video recoge también la reflexión de una mujer mapuche en torno al conflicto que trasciende a ese momento histórico inicial para persistir hasta hoy. Gran parte de esa reflexión es hablada en mapudungun sin traducción alguna, cuestión que hace evidente el desencuentro y manifiesta una perspectiva crítica decolonial.
El trabajo de Rosenfeld siempre se preocupó de
evidenciar los diversos conflictos que atraviesan a la sociedad chilena, pero
que también son capaces de hablar de problemas transversales a los distintos
territorios. Su arte crítico y sus estrategias para desarrollarlo dan cuenta de
una obra única que lejos de acomodarse, se mantuvo constantemente atenta a
intervenir y desestabilizar los signos que se diluyen en el cotidiano y que,
sin embargo, mantienen la estructura que sustenta las desigualdades raciales,
de género y clase.
[1] “Lotty Rosenfeld: Por una poética de la rebeldía”, Metrópolis, 21 de abril de 2013, https://www.rtve.es/television/20130415/lotty-rosenfeld/639823.shtml.
[2] Giorgio Vomiero, “El objeto, Espacio siglo XX y un calendario”, La tercera, 4 de diciembre de 1977.
[3] Ana María Foxley, “En la calle y el museo“, Hoy, 25 de noviembre 1981.
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