Este artículo de Carolina Ponce de León fue publicado en el diario colombiano El Tiempo a raíz de la polémica suscitada por la Segunda Bienal de Arte del Museo de Arte Moderno de Bogotá (septiembre 1990). Forma parte de una serie de pronunciamientos que escriben en varios periódicos del país los jurados y críticos: Eduardo Serrano, Luis Fernando Valencia y Ana María Escallón, entre otros. En un contrapunteo conceptual con Serrano, Ponce de León cuestiona las dos pautas de orientación al público: la “excelencia” como criterio de selección de las obras y el concepto superado de “ruptura”; además, enuncia una serie de lenguajes plásticos que vislumbran las tendencias de la década de los noventa: “aquellas que se proponen recodificar los modos de percepción usuales”, “nuevas reflexiones sobre la abstracción”, “derivaciones del neoexpresionismo” y “nuevas convenciones en la escultura”. Por último, se hace una mención, “sin moralismos ecológicos”, sobre la obra de María Fernanda Cardoso que obtuvo el único premio.

La Bienal de Arte de Bogotá fue creada en 1988 con el fin de reconocer, difundir, estimular y confrontar los logros de los artistas con propuestas significativas para el ámbito del arte. Al inicio de los noventa, la Bienal generó pronunciamientos que la posicionaron como uno de los eventos del momento más controvertidos y reseñados.    La crítica de arte colombiana Carolina Ponce de León (nac. 1955) cuestionó durante la década de los noventa los criterios de curaduría y los mecanismos de difusión de las exhibiciones que lideró el crítico de arte Eduardo Serrano (nac. 1939) siendo el curador del Museo de Arte Moderno de Bogotá, de 1972 hasta 1994. En esta ocasión, puso en tela de juicio ambas pautas de orientación al público: “una, la excelencia como criterio de selección” por la idea implícita de que las obras poseen una calidad “uniforme”; “la segunda, que se comprueba que la aspiración de ruptura está superada”, porque no comparte la idea de hablar del “posmodernismo” que todo lo valida sino de un artista que asume una actitud crítica frente a otros lenguajes. De ese modo, Ponce de León califica dos actitudes contrarias presentes en la bienal: la convencional y la contemporánea.   El comité de selección y premiación de la 2ª Bienal de Arte de Bogotá —conformado por Gloria Zea, directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá; José Hernán Aguilar (nac. 1952), crítico; Álvaro Barrios Cartagena-Bolívar (nac. 1945), artista; Ana María Escallón (nac. 1954), crítica; Miguel González (nac. 1950), curador del Museo de Arte Moderno La Tertulia de Cali; Luis Fernando Valencia, crítico; y el mencionado Serrano— otorgó por unanimidad el premio único al conjunto de esculturas de la artista María Fernanda Cardoso (nac. 1963), estructuras de varillas de acero en formas simples en las que ensartó una serie de animales disecados (lagartijas, culebras y ranas), los cuales aluden a la mitología precolombina, ritos y circularidad de la muerte.   Estas esculturas despertaron fuertes reacciones en el público dadas las connotaciones del proceso de ejecución de la obra: algunos ecologistas protestaron y otros no toleraron este tipo de experimentaciones debido a los momentos de gran violencia política por los que atravesaba Colombia. Este formulario está relacionado con “La Bienal y las rupturas” (véase doc. no. 858355).