El crítico literario Juan Liscano advierte acerca de la inclinación de la técnica a cobrar valor autónomo en la sociedad contemporánea, y cómo puede esto afectar al artista. Comenta algunos casos de la vanguardia europea y el caso específico de Venezuela, partiendo de allí para analizar  el estilo, la actitud y un conjunto de obras tanto de Pedro León Castro como de Héctor Poleo, dos artistas de su país que, según el autor, “han resuelto tomar el camino serio de la pintura”. Del primero destaca su intención de perfeccionar la técnica realista; del segundo, la actitud creativa y, al mismo tiempo, la maestría técnica. Concluye Liscano que, en la obra de León Castro, hay un mayor equilibrio entre “continente y contenido”; alertando así a Poleo sobre la “debilidad” que implica el dar preponderancia a la técnica sobre el contenido.

El poeta, ensayista y crítico literario venezolano Juan Liscano es el autor de este texto, producto de una suerte de evaluación comparativa y crítica del III Salón Oficial Anual de Arte Venezolano de 1942. El artículo es importante ya que ambos artistas, Pedro León Castro y Héctor Poleo, objeto de su mayor atención y tema del artículo, en ese momento son jóvenes y están proponiendo una pintura que comienza a privilegiar a la figura humana sobre el paisaje, y en la cual los valores de “lo autóctono” y “lo nacional” están representados como noción de humanidad. Este texto representa un momento coyuntural entre los paisajistas de la Escuela de Caracas y los Maestros del Círculo de Bellas Artes, así como el advenimiento del realismo social de los años cincuenta, del cual Pedro León Castro es fiel exponente. A su vez y más allá del realismo social, Héctor Poleo derivará hacia un surrealismo de vocación universalista. En este ensayo, Liscano, en cierta forma, anticipa la significación que tendría la pintura del período del realismo social de Pedro León Castro (ubicado por Francisco Da Antonio entre 1952 y 1958). El artículo de Liscano es escrito de 1942, cuando apenas comienza el período de realismo lírico de este artista. Prefigura el realismo social de Pedro León Castro no solamente en los análisis de obras y en algunos rasgos que observa de la personalidad del artista, sino en las citas que incluye, así como en una entrevista de radio donde León Castro dice: “Yo quiero dominar una técnica realista para expresar mi sentimiento colectivo de la vida”. Todo esto lleva a Liscano a afirmar que “León Castro, pintor realista, se perfila como el posible creador de un arte sólido (…) mediante una expresión diáfana y objetiva”.

Para otros textos sobre la obra de Héctor Poleo, consulte las reseñas de Alberto Junyent “Aromas de la gracia” [doc. no. 1153851] y “Obras recientes de Héctor Poleo” [doc. no. 1153835]; el texto de Simón Noriega “Fuentes concretas del surrealismo de Poleo” [doc. no. 1153819]; el texto de Bélgica Rodríguez “Héctor Poleo, inventor y fabulador de formas” [doc. no. 1153899]; el ensayo de Denys Chevalier “Poleo: la opción simbolista” [doc. no. 1162167]; y los textos de Alfredo Boulton “Introducción” [doc. no. 1153883] y “El tema de la figura humana en la obra de Héctor Poleo” [doc. no. 1153964].