Desde tres lustros antes, el sociólogo, antropólogo, historiador, escritor y periodista Gilberto [de Mello] Freyre (1900−87) creyó, a pie juntillas, en la eficacia movilizadora de los congresos. En 1926 plantea en su ciudad, Recife, el Primeiro Congresso Regionalista do Nordeste —véase manifiesto en [doc. no. 1074787]—, donde defiende aspectos de la cultura y costumbres de su región (noreste brasileño). El trasfondo ideológico del evento es traer a la mesa de discusiones la problemática que escapa a los grandes polos industriales y culturales del país, centrados de modo ostensivo en lo cosmopolita y en la modernidad. Hacia 1934, en su ciudad natal, Freyre organiza el I Congresso Afro-Brasileiro donde, por primera vez, destaca la importancia de la cultura negra en el Brasil [véase doc. no. 783512]. En este caso, Freyre pone de lado la problemática “afro-brasileña” para entrar más en sintonía con países latinoamericanos de raíces indígenas.
El aguardado congreso que organiza el Museu Nacional de Belas Artes, en Río de Janeiro, viene a dar continuidad al Primer Congreso Indigenista Interamericano, realizado en Pátzcuaro (Michoacán, México, 1940) bajo los auspicios del gobierno progresista de Lázaro Cárdenas, el cual, entre paréntesis, había tenido efecto sin la participación de representantes de la cultura brasileña. Por otra parte, estaría coincidiendo con otro congreso planteado en los Estados Unidos, para el estudio de los problemas americanos vistos a partir de criterios filosóficos.
Este es el texto ampliado de la conferencia realizada por Freyre en el Instituto de Cultura Uruguayo-Brasileño, en Montevideo, en diciembre de 1941. En un número especial de la UNESCO, dedicado a problemas de América Latina —“Americanidad y latinidad de la América Latina: creciente interpenetración y decreciente segregación”, revista Diógenes no. 42 (París, julio-septiembre, 1963), pp. 3−23)—, Freyre aclara su perspectiva de dos décadas antes.