El artículo reflexiona sobre la función del Salón de la Plástica Mexicana (SPM) que, según el autor, ya no cumple con el cometido para el cual fue fundado. Sus comentarios son efectuados a partir de lo visto por el crítico en el último Salón Anual de Pintura, allí efectuado: "No añade nada ni quita gloria a los artistas en él distinguidos, que, al parecer y a juzgar por las obras en él expuestas, no estimula en mayor medida a la creación artística." Las causas del problema se hallan en las restricciones existentes para exhibir en él, así como también en el hecho de que se otorguen los premios de adquisición antes de abrir la muestra. A su juicio, falta la "selección natural del público, [los] juicios de la crítica, que pueden influir y ayudar al jurado a una selección más de acuerdo con todos en cada ocasión." Se lamenta por las adquisiciones recientes: un cuadro de Juan Soriano y otro de Elena Tolmacs, "realizaciones en las que sólo hay que contar con el color".
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