El primer manifiesto treinta-treintista es dirigido contra los académicos, los covachuelistas, los salteadores de puestos públicos y en general contra toda clase de zánganos y sabandijas intelectualoides. Con un lenguaje iconoclasta el grupo ¡30-30! redacta diez incisos de los cuales los primeros ocho se refieren a cada uno de estos personajes. De ese modo, se define a los escultorzuelos, a los abortos y fetos que salen de la madre academia, a los asaltantes de puestos bajo la capa de crear movimientos artísticos, a los verdaderos criminales que encierra las cuatro paredes de la Academia y que despilfarran los dineros de la nación; además de los adoradores de la boba perspectiva de 45 grados, a las niñas pintoras en busca de novios y a los niños góticos que en la “edad de la punzada” se sienten artistas. El noveno inciso es una clasificación zoo-entomológica de los repugnantes bicharrachos académicos y el décimo es una advertencia de que no descansarán hasta ver cerradas las puertas del viejo conventillo académico. 

El ¡30-30! fue un movimiento político-cultural formado en un momento coyuntural de la vida posrevolucionaria del país. Integrado por artistas plásticos, promotores culturales, directores y alumnos de las Escuelas de Pintura al Aire Libre, el grupo lanzó fuertes ataques contra los métodos educativos, maestros y estudiantes conservadores de la Escuela Nacional de Bellas Artes, quienes por su parte trataron de frenar el crecimiento de la educación libre representada por las escuelas y centros populares de pintura. Los treinta-treintistas tomaron su nombre de la carabina utilizada por las fuerzas revolucionaras mexicanas y sus principales integrantes fueron Ramón Alva de la Canal (1892-1985), Martí Casanovas (1894-1978), Fernando Leal (1896-1964), Gabriel Fernández Ledesma (1888-1939), Rosario Cabrera, Fermín Revueltas (1901-34), Rafael Vera de Córdova, entre otros. En forma de cartel callejero dieron a conocer su primer manifiesto en julio de 1928, mes en que había sido asesinado el presidente electo Álvaro Obregón en quien los treinta-treintistas tenían depositadas sus expectativas para continuar con su proyecto educativo y artístico. Durante el primer mandato del general Obregón (1920-1924) y el periodo presidencial de Plutarco Elías Calles (1924-1928), el grupo progresista se apoyó a las Escuelas de Pintura al Aire Libre como proyecto alterno a la educación artística de la Academia. Sin embargo, la situación política del país estaba cambiando y esto implicaba que el nuevo gobierno designaría los futuros funcionarios entre ellos al director de la Escuela de Bellas Artes. A partir de este ambiente de incertidumbre se da la coyuntura para que maestros, alumnos académicos y grupos conservadores empiecen a lanzar fuertes críticas tanto contra el director Alfredo Ramos Martínez como contra el proyecto de educación libre. El campo de acción del grupo treinta-treintista contra la oposición conservadora se desplegó a través de cinco manifiestos, una Protesta, tres números de un órgano editorial y varias exposiciones de pintura y grabado.