Desde que José Vasconcelos (1882-1959) anuncia sus intenciones de contender por la presidencia de la república, en 1927, se convirtió en uno de los blancos de ataque favoritos de los comunistas. A contrapelo de lo que pudiera esperarse, los principales cuestionamientos al filósofo no se basaban en aspectos estrictamente ideológicos. Es notorio, por ejemplo, el tono misógino del artículo, en el que insistentemente se descalifica a Vasconcelos por ser "el candidato de las damas", además de recibir ayuda de personajes como la "millonaria filántropa" Antonieta Rivas Mercado (1900-1931). En numerosas ocasiones, los comunistas acudían a argumentaciones machistas para denostar a sus enemigos "reaccionarios", ya fuera por su homosexualidad o bien, como en este caso, por ser apoyados por mujeres. Otro factor de desaprobación al movimiento vasconcelista se desprendía del profundo anticlericalismo de los miembros del PCM. Así, el filósofo era despreciable no sólo por la simpatía que despertaba entre las damas, sino también, supuestamente, entre los Caballeros de Colón y los "cristeros". Por otro lado si, en efecto, Vasconcelos era visto por sus seguidores como un mesías nacional, los comunistas tenían razones para sentirse amenazados por la competencia, en la medida en que se concebían a sí mismos como los únicos capaces de redimir a la sociedad mexicana. Diego Rivera (1886-1957), en su calidad de presidente del BOyC, sería uno de los principales detractores del candidato-filósofo. Sin embargo, no fue el BOyC el que derrotó al vasconcelismo, sino la aplanadora del nuevo partido de Estado: el Partido Nacional Revolucionario.