Jorge López Anaya, historiador y crítico de arte de larga trayectoria, ha escrito en variadas revistas tanto nacionales como internacionales y ha publicado diversos libros sobre arte argentino. La Fundación Banco Patricios se creó en 1984 y, durante los años noventa, constituyó uno de los espacios importantes de exhibiciones en la ciudad de Buenos Aires. En marzo de 1998, la sala de exposiciones cerro sus puertas junto con la quiebra del Banco Patricios. Este documento comporta especial relevancia en su dialogo con lo expresado desde la sección de artes plásticas del diario Página/12. Por un lado, este último periódico no sólo rescata sino que también promueve y exige lugares de visibilidad para el “arte joven”, categoría que reúne en varios de sus artículos, incluso a los artistas que López Anaya menciona (como por ejemplo Marcelo Pombo). Por el otro, López Amaya entiende que el mismo comporta un “panorama desolador”. Otro de los elementos de confrontación crítica que pone en evidencia esta nota, casi de modo literal, es el de las “connotaciones” o “no-connotaciones” de las obras de arte contemporáneas; así como la ausencia de preocupaciones sociales, éticas o políticas. Esta situación —vista de modo peyorativo por López Anaya— es exaltada por otras voces actuantes en el medio artístico de aquel entonces. Ejemplo de ello lo comporta tanto el escrito de Jorge Gumier Maier “Avatares del arte” (La Hoja del Rojas, a. II; nº 11, Junio de 1989, véase registro 768333) como el artículo de Fabián Lebenglik “Hasper y Nigro. Dos artistas en el teatro” (Página/12, 8 de agosto de 1989, p.18, registro 764302).