El artículo describe las características de las obras de Fabián Burgos, Jorge Gumier Maier y Graciela Hasper presentadas en Nadar sobre la superficie (Buenos Aires: Espacio Giesso, del 6 al 23 de noviembre de 1991) a la vez señala qué es lo que ha reunido al trío en esta exposición: el hartazgo “de no ver más que artistas que trabajan sobre ‘la sensualidad de la materia’”; el hecho de que “ninguno (…) se destaca por imponer sus obras mediante golpes de efecto, sino que piden una mirada sutil y detenida”; el que todos ellos “reivindican el valor de lo liso, decorativo y  mental, incluso (…) hasta de la chatura” y, finalmente, que a pesar de estar “lejos de la espontaneidad, cada trabajo es la consecuencia de un plan”.

Fabián Lebenglik, crítico de arte, reseñó desde un primer momento las exhibiciones de los artistas que formaron parte de lo que se dio en llamar “el grupo del Rojas”; aquellos cuya visibilidad dentro del campo artístico quedó unida a la Galería del Centro Cultural Ricardo Rojas —organismo dependiente de la secretaría de extensión cultural de la Universidad de Buenos Aires—, espacio insoslayable para el estudio del arte argentino de los años noventa. Entre los artistas que dicha galería aunó podemos  mencionar —además de Jorge Gumier Maier (artista, crítico de arte y director de la galería hasta 1997)— a Fabián Burgos y Graciela Hasper, a Feliciano Centurión, Martín Di Girolamo, Alberto Goldestein (curador de la Fotogalería del Centro Cultural Ricardo Rojas a partir de su apertura en 1995) Sebastián Gordín, Miguel Harte, Agustín Inchausti, Magdalena Jitrik (quien a partir de 1991 comienza a colaborar en la dirección de la galería), Luis Lindner, Alfredo Londaibere (director de la galería a partir de 1997), Nuna Magiante, Liliana Maresca, Emiliano Miliyo, Esteban Pagés, Ariadna Pastorini, Marcelo Pombo, Cristina Schiavi, Omar Schiliro y Enrique Marmora, Sergio Vila, Benito Laren, entre muchos otros.

La referencia a poéticas del pasado, como el arte pop, el minimalismo, el arte concreto (bajo reformulaciones personalísimas), además de elementos del kitsch, han servido para caracterizar los recursos expresivos de tales artistas. Hacia fines de la década, los artistas que integraron “el grupo del Rojas”, fueron comprendidos, de manera general, como los representantes del “arte argentino de los noventa”.

La abierta “oposición” al “expresionismo pictórico”, tendencia en lal que Lebenglik hace hincapié en este escrito, es uno de los elementos que intrgran los tópicos que definieron el “estilo Rojas”. El mismo, puede rastrearse tanto en artículos anteriores del mismo autor —también publicados en la sección de artes plásticas del diario Página/12— como por ejemplo “Hasper y Nigro. Dos artistas en el teatro” (Martes 8 de agosto de 1989, p. 18, véase registro 764302) como en  el casi manifiesto de Jorge Gumier Maier publicado en La Hoja del Rojas (a. II, nº 11, Buenos Aires, Centro Cultural Ricardo Rojas, Junio de 1989)intitulado “Avatares del Arte” (véase registro 768333).

El Espacio Giesso fue uno de los lugares “alternativos” de exhibición durante la década de los noventa. Muchos de los “jóvenes” artistas montaron sus obras en esta sala.