“El deseo de archivo de Guillermo Nuñez”, ensayo del crítico de arte y curador Justo Pastor Mellado (n. 1949), fue publicado en el catálogo de la retrospectiva La quinta del sordo sobre la obra de Guillermo Nuñez (n. 1930). El título La quinta del sordo hace referencia a Francisco de Goya y Lucientes, quien pintó Los desastres de la guerra (1810–20), la serie de estampas que tornan explícitos los efectos de la invasión napoleónica en España. De manera semejante, Núñez enfoca su retrospectiva para denunciar los horrores evidentes de la violencia política ejercida por un estado autoritario sobre la condición humana. La interacción con el público ha sido otro interés suyo y para esta exposición produjo serigrafías de gran formato para que fueran intervenidas por los espectadores. Al haber sido instaladas en las afueras del espacio expositivo, dicho proceso fue filmado y exhibido en la propia muestra.
[Para mayor información, consúltese el Archivo Digital ICAA “Enunciar, anunciar, denunciar: el arte como archivo” (doc. 757287) de Diamela Eltit].
El texto de Mellado se encuentra muy vinculado a la exposición Retrato hablado (1993), retrospectiva que Núñez realizó una década antes en el MAC (Museo de Arte Contemporáneo) de Santiago del que fue director en 1972 (antes del Golpe Militar), y por la que recibió el Premio Círculo de Críticos de Arte. Hubo un catálogo que recogió la trayectoria del artista mediante 14 textos que transitan desde el análisis de obra hasta el testimonio, además de una cronología que se construyó en base a la vida personal del artista, su obra, su presencia en prensa y sucesos históricos de relevancia. Este gesto fue leído por Mellado como siendo “excesivamente testimonial” y, por lo tanto, no daba espacio a una distancia analítica.
La quinta del sordo de Guillermo Núñez (n. 1930); se realizó en el Centro Cultural Matucana (2003) y fue una retrospectiva en torno a los 30 años del golpe que anuló la democracia en Chile en 1973, hito que marcó la vida de Núñez, ya que sufrió la violencia estatal en carne propia. En 1974, el artista fue detenido por agentes de la DINA, siendo torturado y detenido durante varios meses. Tras su liberación, en 1975, hizo la muestra Núñez: exculturas-printuras en el Instituto Chileno-Francés de Cultura; se exhibían objetos enjaulados, amarrados y empaquetados para poner en evidencia la situación política nacional, a la mañana siguiente de su inauguración la muestra se clausuró. Siendo nuevamente detenido meses después se exilió en Francia hasta 1987, año en que regresó al país. Encontrándose en el exterior, mantuvo contacto permanente con el medio artístico, realizó en Chile, de 1977 en adelante, muestras tanto colectivas como individuales.
Activo desde 1956, la pintura de Núñez se caracterizó por trazar tanto un perfil político como de experimentación plástica; en 1962, año de la Independencia de Argelia, pintó Que no vuelvan Djamila, un homenaje a Djamila Boupacha, activista de esa lucha mundialmente conocida por haber sido apresada y torturada por fuerzas coloniales francesas. Entre los asuntos desarrollados pictóricamente por Núñez están la Guerra en Vietnam (1963-75), la dictadura franquista en España (1939-75) y la compleja situación política latinoamericana especialmente, en esas décadas, en Sudamérica. Influenciado por el Pop Art, desde 1966 comenzó a trabajar con la bandera chilena, aunque vista bajo perspectiva trágico-política. Desarrollada principalmente a través de la pintura, su obra explora en la gráfica, la instalación y los libros de artista, los que son llamados “paquetes” por Mellado.
En 2007, Guillermo Núñez obtuvo el Premio Nacional de Artes Plásticas, máximo galardón que entrega el Estado Chileno.