“Una herida americana” (1982) fue escrito por la artista Lotty Rosenfeld (1943–2020) sobre su obra homónima. El texto forma parte de Desacato (1986), publicación dedicada a su trabajo artístico, en edición de Francisco Zegers. Participan en el volumen, la crítica cultural Nelly Richard (n. 1948), el poeta Raúl Zurita (n. 1950), las escritoras Diamela Eltit (n. 1949) y María Eugenia Brito (n. 1950), así como el poeta Gonzalo Múñoz (n. 1956). También se incluyó el extracto de una conversación entre Rosenfeld y el escritor cubano radicado en París, Severo Sarduy (1937–93), además de una cronología de sus acciones de arte y una videografía. [Para otros comentarios de Rosenfeld sobre su obra, véase en el Archivo Digital ICAA, “Proposiciones para (entre) cruzar espacios límites” (doc. no. 744898) y “Trazado de cruces sobre el pavimento” (doc. no. 731835)].
En 1979, la artista inició Una milla de cruces sobre el pavimento, su proyecto más difundido y persistente. Consistió en intervenir las calles de la ciudad, particularmente las líneas discontinuas de tránsito, atravesándolas con cintas de color blanco para formar cruces o signos +. La primera vez que realizó esta acción fue en una avenida de barrio acomodado de Santiago y duró 4 horas. Registró en video y fotografías el proceso y los resultados, luego utilizados para dar forma a otras obras. El procedimiento cuestiona códigos del tránsito, y demás códigos que norma y estandariza. Se impugna al poder, como señaló ella entonces. Entre 1979 y 1986, Rosenfeld realizó tal acción en más de una decena de lugares. Las calles de Santiago fueron escenarios variables: al intervenir en las afueras del Museo Nacional de Bellas Artes, del Palacio de La Moneda (Gobierno Chileno) y de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile (1984). Llevó a cabo su acción en otros países: Tribunales de Justicia en Buenos Aires (1985) o en la Casa Blanca en Washington (1982). Fue conectando, así, territorios y realidades diversas mediante un mismo gesto.
El audiovisual Una herida americana (5 min.) es una obra compleja que conjuga los registros de tres intervenciones. La primera, en las afueras de Copiapó (Desierto de Atacama), pintando en el asfalto de la Carretera Panamericana con sus cruces. Tres meses después, en la capital norteamericana, trazó una cruz frenta a la Casa Blanca. Finalmente, intervino la Bolsa de Comercio de Santiago, para lo cual instaló dos monitores que reprodujeron las acciones antes señaladas. La obra reúne estos tres momentos mezclando formatos de cine 16 mm, diapositivas y video, propiamente como tal. El audio es intervenido, generando un desfase entre las imágenes y sus sonidos correspondientes: circulación de autos, bocinas y las vociferaciones propias de la Bolsa de Valores. La obra genera una puesta en abismo (mise en abyme) por los múltiples registros intercalados, vinculando la especulación financiera con el poder político. De este modo, reflexiona sobre las dimensiones de lo público más allá de la calle, como lo supone el tránsito de capitales, personas e incluso las obras de arte.