Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional; o bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
Marta Minujín (n. 1943) es una de las figuras centrales en la escena de vanguardia argentina de los años sesenta. Desde entonces, ha desarrollado una prolífica trayectoria que incluye happenings, performance, escultura, pintura y videoarte. Tras varios años de alternar entre Europa y Nueva York, en 1975 Minujín regresa a Buenos Aires para residir allí definitivamente, encontrándose con un panorama socio-político convulsionado. La muerte de Juan Domingo Perón el 1° de julio del año anterior (durante el ejercicio de su tercera presidencia) desencadenó un clima de absoluta incertidumbre institucional. El mandato de su viuda y Vicepresidenta, María Estela Martínez de Perón, estuvo marcado por una escalada de violencia general, visible en la lucha entre los diversos sectores del ámbito político además de la actividad de grupos armados paramilitares; entre ellos, el más activo/ de mayor actividad fue la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina).
En ese contexto, el ánimo entre los artistas era de inestabilidad y desesperanza . Minujín entiende esto rápidamente y junto a su amigo Federico Manuel Peralta Ramos (1939-92), comienza a plantear una serie de obras que reflexionan sobre la realidad latinoamericana de ese momento. Por invitación de Glusberg, la primera de ellas tuvo lugar en las salas del CAYC, durante diez días en septiembre de 1975. Ambos artistas habían colaborado antes con la institución. Peralta Ramos había expuesto allí en noviembre de 1972 [GT-192 (doc. no. 1476364)] y la participación de Minujin en diferentes eventos había comenzado en 1970 [consultar GT-07 (doc. no. pendiente), GT-44 (doc. no. pendiente), GT- 293 (doc. no. 1476441), GT-485 (doc. no. 1476726)].
El texto de esta gacetilla —escrita con el tono satírico que caracteriza tanto las últimas obras de Minjuín en Nueva York como toda la producción de Peralta Ramos— expone los fundamentos de una revalorización del “fracaso” en cuanto fenómeno positivo y liberador. La experiencia traza una genealogía que incluye tanto el gesto futurista y dadaísta como la propia idiosincrasia argentina. La convocatoria alienta al lector a identificarse como “fracasado” (según tres niveles) y a participar del evento entrevistándose tanto con Minujín como con Agustín Merello; este profesor de Filosofía ya antes había colaborado con el CAYC (GT-210 (doc. no. pendiente) GT-224 (doc. no. pendiente), GT-225 (doc. no. pendiente), GT-249 (doc. no. pendiente) impartiendo seminarios donde promovía el modelo de la “prospectiva”, definida por él como “la anticipación científica del futuro como guía para la acción”.