Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional; o bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
Artista plástico, cantor, poeta y performer, Federico Manuel Peralta Ramos (1939–1992) comenzó a exhibir sus pinturas en la década de sesenta, tras realizar algunos viajes por Argentina y Latinoamérica. En 1968, obtiene la Beca Guggenheim cuyo monto utilizó para organizar La última cena (1968), una comida/performance, para sus allegados más íntimos, en el lujoso Hotel Alvear de Buenos Aires. A su juicio, se acerca el fin de la contemplación y la fusión del arte con la vida misma. En un contexto creciente de autoritarismo militar y conflictividad política que se extendía al campo cultural, la edición del Salón Nacional de 1972 abandonó el intento modernizador que implicaba la sección experimental Investigaciones Visuales (incluía máquinas cinéticas, objetos y otras disciplinas mixtas). Por lo tanto, convocó tan solo a las secciones tradicionales de Pintura y Escultura. En el medio artístico capitalino, esto fue considerado como un abierto acto de censura.
Jorge Glusberg invita entonces a Peralta Ramos a presentar la obra rechazada por el Salón: El objeto es el sujeto. Propuesta donde el artista se presenta a sí mismo como obra de arte acompañado por la leyenda: “Voy a venir de visita”, pintada en un largo papel de 10 metros. Desde entonces, pasa a transformarse en el objeto artístico mismo, alineándose, así, a los británicos Gilbert & George quienes, desde 1969, se postulan como “esculturas vivientes”. Paralelamente a su producción plástica, Peralta Ramos se desarrolla de modo indisociable con otras disciplinas: canta y realiza pequeñas acciones en locales nocturnos donde es habitué. Recita poemas y entona sus canciones “no figurativas” bajo extraños nombres, o versiones del renombrado Jorge de la Vega, tales como “El gusanito” y “La hora de los magos”.
El texto reproducido de Jasia Reichardt aparece con una foto del artista con Nosotros afuera, obra de 1965 que había sido presentada en el Instituto Torcuato di Tella.