Desde sus inicios, el Centro de Arte y Comunicación (CAYC) liderado por el gestor, artista y empresario Jorge Glusberg se propuso como un espacio interdisciplinario que pudiera generar un movimiento de arte experimental. Para ello, la conformación de redes de colaboración entre artistas y críticos locales e internacionales fue fundamental. Las exposiciones hicieron visibles esos intercambios, en los que la presentación de panoramas de tendencias o artistas individuales era una oportunidad para conocer las novedades del arte contemporáneo internacional; o bien de dar a conocer artistas argentinos y latinoamericanos en la escena mundial.
Desde años antes, el CAYC había presentado variadas muestras de artistas japoneses en Buenos Aires [consultar: sobre los grabadores Yayanagi y Kimura [GT-73 (doc. no. 1476304), GT-77 (doc. no. 1476306) y GT- 78 (doc. no. 1476275)]; sobre tapices de Reiko Ohata [GT-298 (doc. no. 1476444)]; sobre fotografía de Jiro Tamamatsu [(GT-362 (doc. no. 1476521) y GT-363 (doc. no.1476522 ); y óleos de Tetsuro Sawada[GT-365 (doc. no. 1476523)].
Este documento difunde la apertura de la exposición Catastrophe Art, en abril de 1975, en Buenos Aires. Organizada por Yutaka Matsuzawa (1922-2006), pionero del arte conceptual japonés; su idea artística “catastrófica” promovía la “desmaterialización del arte” —inicialmente lanzada en la Argentina por el teórico Oscar Masotta desde mediados de los sesenta— y la conciencia pos atómica de la desaparición de la humanidad. De allí el título de la muestra en la que reunió obras de artistas que presentaron diversas versiones del Mandala del Diamante, inherente a la idea budista de encaminamiento “hacia el Nirvana”, o sea, el anonadamiento final del individuo. En la propuesta, en general, al reacomodar y cambiar la posición de los elementos, se generan otros mandalas.