De carácter informativo y crítico, la nota cobra particular relevancia para investigadores que deseen conocer las posiciones entonces en los medios artísticos de la América Latina. Por una parte, artistas preocupados por notoriedad internacional a sabiendas que su obra no alcanzará nunca la relevancia esperada, encerrada en límites nacionales y regionales. Por otra, quienes piensan que el subcontinente no alcanzará verdadera independencia cultural y buscan reforzar el carácter “americanista” de sus obras. Carlos Cruz-Diez fue uno de los primeros en oponerse a cualquier intento por interpretar su obra desde tal perspectiva; para él, el arte era “invención” de nuevos medios expresivos y ajena a la expresión de particularismos nacionales o regionales.
La nota deja ver parte de las “reticencias americanistas” que despierta el reconocimiento otorgado a él en la bienal cordobesa. Tras anunciar el Gran Premio, el autor expone los argumentos (que dice haber recogido) del público, críticos y expertos sobre arte: por una parte no aclarada, que el conjunto más completo era el del Uruguay. Por otra, que las obras premiadas (en su mayoría abstractas) eran de endeble realización y poco representativas de las corrientes que representan. Por último, se queja de haberse desestimado obras que cumplían con las condiciones impuestas por la Bienal; es decir, piezas de gran valor artístico relacionadas con su “espíritu americanista” que comenzaba a desprenderse del complejo de imitación europea. Se deja entrever, así, que la III Bienal Americana de Arte debería contribuir a que ese clima artístico genuino se afianzara en la región, evitando la dependencia ante los criterios artísticos europeos hegemónicos.
Cabe aquí el cotejo de esta nota de prensa con la entrevista de Carlos Díaz Sosa a Cruz-Diez, casi un mes después (ver Archivo Digital ICAA, doc. no. 1472306).