Firmado tan sólo con el seudónimo de “Savonarola”, este artículo asume el formato de una carta al pintor académico peruano Enrique Domingo Barreda para comentar la nota suya publicada dos días antes en el mismo diario (1943). [Véase al respecto, en el archivo digital ICAA, dos textos de Barreda: “Sobre el arte en el Perú: necesidad y obligación” (doc. no. 1289889) y “Algo sobre el arte en el Perú” (doc. no. 1143340)].
En 1943, tras un período de casi inexistente apoyo gubernamental, la organización del I Salón Municipal de Lima implicó un intento de promoción oficial a las artes. A pesar de ello, gran número de artistas se abstuvo de participar, debido el gusto predominantemente conservador de un jurado encabezado por el influyente pintor académico Enrique Domingo Barreda. Aunque el propio Barreda inició su reflexión crítica sobre el primer salón con un ataque al indigenismo pictórico, todavía imperante, sus cuestionamientos se trasladaron a los criterios académicos de premiación. Siendo impulsores del modernismo artístico, Juan Ríos y Raúl María Pereira (1916–2007) criticaron el triunfo del estilo “fotográfico” de José Gutiérrez Infantas (1897–1997), cuya defensa fue asumida por una intelectual conservadora, Mercedes Gallagher de Parks (1883–1950). Por otra parte, la réplica publicada por Pereira vino a deslegitimar la pretensión de un academicismo actual trascendente, al plantear (de forma tácita) una relación necesaria entre arte y modernidad. De esta manera paradójica, el sesgo “academicista” impuesto por los resultados del certamen puso de relieve el repliegue final de esa tendencia en la escena peruana, a pesar del papel menor mantenido por sus críticos y artistas durante la década anterior. Tal avance modernista, no obstante, influyó también en la pérdida de apoyos oficiales para el indigenismo pictórico, cuyo fundador, José Sabogal (1888–1956), fue destituido de la dirección de la Escuela Nacional de Bellas Artes pocos meses después.