En Montevideo, el IGE (Instituto General Electric) fue una institución privada dependiente de la empresa (de origen estadounidense) del mismo nombre y de alcance internacional. Se definió como “promotora de cultura contemporánea”. Su actividad – mediadora entre cultura artística y cultura empresarial- iba dirigida a un determinado sector social de clases medias que alimentaba los nuevos circuitos de difusión artística. El IGE, se inauguró en Uruguay el 14 de septiembre de 1963. Se fundó con recursos propios siguiendo el modelo de las fundaciones culturales anglosajonas. Las actividades principales promocionaban el "arte moderno" cuya ideología vanguardista se expresaba a través de una crítica y un público específicos en exposiciones, salones de pintura, espectáculos y conciertos. Uno de los objetivos del IGE fue el cotejar el arte contemporáneo uruguayo con el extranjero, contribuyendo a que el artista nacional participara del pensamiento moderno a nivel internacional. Algunos docentes e integrantes de los jurados eran extranjeros o habían realizado parte de su trayectoria en el exterior. El director fue Ángel Kalenberg (n. 1936) quien orientó al Instituto hacia un vínculo con diversidad de públicos y con presencia mediática. De manera narrativa, el autor anónimo reporta los acontecimientos de un evento que tuvo lugar en el IGE, en el mes de junio de 1964. Fue dirigido para estimular la relación entre producción industrial y “acciones de arte”; describiendo el IGE como un lugar donde las clases y los grupos deben competir por la apropiación tanto del producto artístico como de los bienes de consumo. De este modo, se homologa el status cultural del artista, del fabricante, del vendedor y del consumidor, tanto de arte como de otros bienes de uso doméstico. La relación entre “producción empresarial” y “arte”, descrita en el documento, corresponde a un modelo de consumo como sistema de integración y comunicación en el ámbito artístico. “Y un corazón encontró en la sustancia de la sala agobiante: el artista, sin distinción del lenguaje, apurando el ingenio de su fibra más íntima; el escaparate, sin distinción de nombres para una línea de progreso), ahonda ingenio para su programa de acentuar valores”. En efecto, es esa axiología pura y simple de donde emana la interrelación entre el operario, el vendedor, el directivo, conjugando así la neta productividad como símbolo de la propia superación. Un innegable idealismo donde todos los valores (manifiestos o no) estarían sirviendo de una manera “positiva” a una comunidad. [Véase en el archivo digital ICAA: “Lo que significa en Nuestro Medio el Salón de Pintura General Electric” (sin firma) (doc. no. 1244873); “El II Salón de Pintura Moderna del Instituto "General Electric" (sin firma) (doc. no. 1244790); y “IGE: Ideas en Marcha” de Pablo Mañé Garzón (doc. no. 1244837)].