La crisis del “valor” en el arte contemporáneo (evidenciada en la filosofía del arte, pero no en sus circuitos de mercado) ha dado lugar a criterios axiológicos basados tanto en la crítica política como en la reproducción social de los mensajes, considerados en cuanto a la capacidad potencial de las prácticas artísticas. En 1989, Olga Larnaudie (n. 1942) escribe sobre el evento organizado por la Yellow Springs Institute (Pensylvania. USA) donde se reunieron varios artistas latinoamericanos, entre ellos, el poeta experimental, performer y networker uruguayo Clemente Padín (n. 1939). Lo que los unía era que, en sus respectivas trayectorias, intentaron recuperar el poder comunicativo e informativo del arte restituyendo su función social. El YSI —institución que ha orientado su trabajo hacia la colectividad latina en Estados Unidos— invitó a aquellos artistas que, a través de sus “acciones” reflejaran la crisis política, cultural y ecológica del continente. Por lo tanto, se trató de un grupo de latinoamericanos —muchos de los cuales estaban radicados (definitiva o temporariamente) en Estados Unidos y en Europa— entre los que se contaron performers ya conocidos en los años setenta, como es el caso, además de Padín, del mexicano Felipe Ehrenberg (1943-2017), entre otros. [Véase en el archivo digital ICAA: “Arte de Acción en Latinoamérica, cuerpo político y estrategias de resistencia” (doc. no. 1240673)].