El autor considera a la CNBA (Comisión Nacional de Bellas Artes) como representante de los intereses ideológicos y económicos del régimen dictatorial de Gabriel Terra (1873–1942), instaurado en el Uruguay en 1933. La califica de excéntrica, conformada por latifundistas, comerciantes, abogados y “pelucones” [término asociado a gente poderosa y aristocratizante de la sociedad], en suma, insensibles. La CNBA es considerada una institución conservadora en su concepción del arte, por no ofrecer garantías a los artistas. El artículo advierte sobre la gravedad de otorgar a dicha Comisión la potestad de designar la mayoría del jurado para el primer Salón Nacional de Bellas Artes. Expresa rechazo tanto social como político y vuelca la responsabilidad de los nombramientos en el Ministro de Instrucción Pública y Previsión Social, Eduardo Víctor Haedo. Al mismo tiempo, reivindica una concepción de “arte” contrapuesta a los intereses del oficialismo: los artistas no producen para halagar.
[En torno al Primer Salón Nacional de Bellas Artes y a la confrontación ideológica con las agremiaciones de artistas de la época, véase en el archivo digital ICAA: “1er Salón Independiente de Artes Plásticas [agosto 1937]” (sin firma) (doc. no.1186701); “Decreto del P.E. que instituye la Comisión Nacional de Bellas Artes” (sin firma) (doc. no. 1186589); y “El jurado designado por la Comisión Nacional de Bellas Artes no contempla las aspiraciones de los plásticos” (sin firma) (doc. no. 1225373)].