Más allá de presentar una revisión desde una perspectiva histórica, el catálogo de la exposición CAL: la última vanguardia (Caracas: Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Sofía Imber, 1996) cuenta con el valioso testimonio de quienes participaron en aquel importante proyecto editorial. La revista CAL (1962–67), dedicada a la crítica, el arte y la literatura, constituye un ejemplo representativo de la integración de las artes; en este aspecto insisten quienes declaran en el texto, al valorar que así como la pluralidad y la diferencia eran el signo del pensamiento de los años sesenta, la virtud de CAL fue precisamente reunir a las diferentes corrientes en una iniciativa de vanguardia que no perteneciera a ninguna en particular. Lejos de responder a una estética o un discurso “oficial”, CAL integró esa común y diversa oposición al sistema, otorgándole una voz y transmitiendo un código visual. Tanto su alejamiento de lo establecido como este efecto catalizador de lo plural metaforizan la experiencia de un incipiente proceso democrático que propiciaba la expresión y la libertad creativa, aún bajo las más fuertes críticas que se desataron. Es notable la intervención gráfica de Nedo [Mion Ferrario] (1926–2001), director artístico de la revista, en lo que revela del proceso editorial de la misma (que confiesa un tanto improvisado) y en las libertades de asociación que contribuyeron a hacer de CAL un hito dentro de la historia del diseño en Venezuela. La configuración de un texto a partir de las imágenes va de la mano con la exploración de nuevos campos de la expresión artística: a la integración de nuevos problemas siguió el desarrollo de nuevas soluciones gráficas. La voluntad integradora de CAL indica, así, una nueva preocupación por la noción de “cultura”, en un sentido amplio y vinculado al perfil literario y periodístico de sus fundadores.
La tendencia a apoyar la novedad (sin desechar la tradición) se percibe en la portada del número cinco de la revista, en que dialogan una representación del Arco Triunfal de la Muerte del siglo XVII (obra de Edme Moreau), con una ilustración probablemente de Jacobo Borges, quien abre esta edición con su artículo “El canto de la muerte”. Borges ofrece una idea-guion para una obra que reúne actuación, pintura, poesía y música. Este ejercicio de integración retoma herramientas de actualización en Venezuela de grupos de vanguardia (El Techo de la Ballena), al utilizar en sus propuestas referencias a la tradición literaria (véase aquí el “retablo” o bien el género del memento mori). Lo mismo priva para el diseño elaborado por Nedo para quien, no por tratarse de revista de vanguardia, se descartaría el imaginario ancestral europeo. Esta convergencia de códigos visuales hizo de CAL una experiencia única y pionera en la promoción cultural.
[Respecto a otros textos y testimonios escritos por varios autores y publicados en la revista CAL, consulte en el archivo digital ICAA “El surgimiento de CAL” (doc. no. 1169178); “Arte, vanguardia y nuevas figuras” (doc. no. 1169254); y “El diseño” (doc. no. 1169217)].