El historiador Rafael Delgado desarrolla aquí una semblanza biográfica y crítica sobre el pintor y dibujante venezolano Pedro Centeno Valenilla con apuntes sobre su formación académica, así como sus primeras exposiciones colectivas e individuales tanto en Europa como en Venezuela. Añade a ello su temprano interés en los mitos aborígenes (Quetzalcóatl en México o María Lionza en Venezuela), penetrando en el folklore venezolano y los héroes patrios. Delgado aporta datos de interés sobre aquellos modelos pictóricos que acogió su sensibilidad (Tintoretto, Miguel Ángel, Tiépolo, Goya, El Greco), sus deudas con movimientos históricos como el clasicismo, el prerrafaelismo, el simbolismo y, finalmente, su asimilación de aspectos de las vanguardias históricas (puntillismo, surrealismo). Finalmente, el autor reconoce la alineación del pintor con el “renacer del indio” en América Latina a partir de las décadas veinte y treinta.

El tema de la valoración de la pintura neoacademicista del pintor venezolano Pedro Centeno Vallenilla (1904–88) ha sido motivo de profundos desacuerdos en el país. Aun cuando contó con el temprano apoyo de un reconocido escritor como Arturo Uslar Pietri, la aparición de las vanguardias de las décadas de cincuenta y sesenta revelaron lo adocenada y anacrónica que era esa pintura relamida de exaltación idealista de héroes patrios, elementos folklóricos y, muy en particular, la serie de los caciques. Su momento de auge, coincidente con la última dictadura del general Marcos Pérez Jiménez (1952-58), tuvo impacto: sin embargo, a inicios de la década de setenta, cuando el historiador Rafael Delgado le dedica un fascículo de la Colección Pintores Venezolanos, vienen a colación, por primera vez, juicios más tolerantes y comprensivos, con importantes datos e inéditas referencias hemerográficas (la del americanista italiano G.V. Gallegari, por ejemplo, quien publica un temprano estudio sobre la obra  de Centeno Vallenilla en la revista La Razza, 1940). Por su parte, el texto de Delgado posee el mérito de constituir la primera monografía atendible sobre el cuestionado pintor de los héroes y caciques; en en este sentido destaca por señalar sus deudas con las vanguardias del siglo XX, además de sus vínculos con la pintura americana, así como la alusión al manejo de la sensualidad en sus figuras.

La singularidad del Centeno Vallenilla en Venezuela, se convierte en algo relativo ya en el ámbito americanista, donde es posible encontrar otros artistas como Francisco González Gamarra (peruano) o Jesús Helguera (mexicano), ambos más bien barrocos antes que clasicistas. Hubo que esperar la exposición póstuma de la obra de Centeno Vallenilla, en el Museo de Arte Contemporáneo Sofía Imber (Caracas, 1993) para que se operara una valoración menos apasionada y temporal, gracias a las críticas de Francisco Da Antonio y María Luz Cárdenas.

[Para otro texto sobre la obra de Centeno Vallenilla, consúltese “La ‘María Lionza’ de Pedro Centeno” de Victor Alberto Grillet (doc. no. 1172037)].