Nota aparecida en el diario La Crónica (Lima) sobre la exposición de Elena y Victoria Izcue en Nueva York (1935), que recoge un artículo de Correo (publicación de la Oficina de Cooperación Intelectual Unión Panamericana, Washington D. C.). En la década de veinte da inicio un movimiento moderno de recuperación de la estética precolombina; marca el desarrollo de la arqueología en el Perú y la búsqueda de fuentes de la identidad nacional propugnada, en esa época, por el indigenismo. Hay un interés de parte de artistas, investigadores e intelectuales en el uso de los motivos precolombinos para adaptarlos (en las artes decorativas y funcionales) a la vida contemporánea. La artista Elena Izcue fue decisiva en este movimiento. Alejada del grupo indigenista —dirigido por José Sabogal (1888–1956)— destacan sus obras de diseño textil y artes aplicadas que la vincularon con la industria de la moda de París y Nueva York. En 1927, gracias a una pensión por dos años que les concede el estado peruano, Elena y su hermana Victoria viajan a la capital francesa a consolidar sus estudios artísticos. En diversos talleres y fábricas logran una sólida carrera en el campo de las artes decorativas, por medio de telas impresas con diseños inspirados en el arte prehispánico; sus piezas fueron adquiridas por la prestigiosa Casa Worth, casas de modas y clientes particulares. En 1935 viajan a Nueva York y presentan —gracias a la filántropa Anne Morgan (1873–1952)— una exhibición de arte moderno por Elena y Victoria Izcue, con textiles y ceramios preincaicos en las galerías del edificio Fuller. Terminada la muestra, permanecieron en esta ciudad unos meses atendiendo pedidos para distintas firmas. Hacia mediados de 1935, la escultora Malvina Hoffman y la mencionada Anne Morgan, amigas de las Izcue y de gran influencia en la alta sociedad neoyorquina, plantean la realización de una muestra de su arte en esa urbe. Entonces, el interés por lo precolombino en los círculos artísticos norteamericanos no estaba muy desarrollado aún; sin embargo, actividades importantes ocurrían en la metrópoli, entre ellas: la exposición de tejidos prehispánicos en el Metropolitan Museum (1930), la de textiles precolombinos de América Central y del Sur en el Century Club (1931), amén de la intensa actividad emprendida por la sección de arte indio norteamericano y culturas primitivas del Brooklyn Museum. Sin duda, precedente directo fue la muestra de la diseñadora Ruth Reeves en el Radio Music City Hall (ese mismo año de 1935): constó de trajes y tejidos tradicionales guatemaltecos con diseños de moda aplicados a decoración de interiores. Morgan desplegó todos sus contactos en Nueva York para dar mayor relevancia a la exposición de las Izcue; acontecimiento auspiciado por el Brooklyn Museum, el American Museum of Natural History, la Carnegie Corporation, la Pan American Society y la Sociedad Peruano-Americana; así como por reconocidos artistas, figuras de la industria de la moda y arqueólogos norteamericanos. Se mostraron creaciones de las hermanas Izcue, piezas arqueológicas de ellas, de Rafael Larco Herrera y de museos y coleccionistas privados de Nueva York. Llevó el título de Exhibición de arte moderno por Elena y Victoria Izcue y textiles y ceramios pre-Inca y se presentó durante dos semanas en las galerías del edificio Fuller (de la Calle 57). [Véase en el archivo digital ICAA los textos: “El arte peruano en la escuela”, por Elena Izcue (doc. no. 1146099); “Un noble ideal artístico: las hermanas Izcue en París”, por De Racso (doc. no. 1144316); “Una artista peruana en París”, por Elvira García y García (doc. no. 1144288); “Un loable esfuerzo por el arte incaico: Prólogo”, Ventura García Calderón (doc. no. 1144261); “En el Museo Nacional: un ensayo de decoración estilo incaico”, por Alberto J. Martínez (doc. no. 1144009); “Las señoritas Izcue y el arte del antiguo Perú”, Rafael Larco Herrera (doc. no. 1143993); y “Manuel Piqueras Cotolí”, por Manuel Solari Swayne (doc. no. 1141324)].