Nota de José Eulogio Garrido, escritor y periodista peruano, sobre la salida de José Sabogal de la dirección de la Escuela Nacional de Bellas Artes (Lima, 1943). Empieza precisando que no se trata sólo de un acontecimiento político, sino espiritual. El indigenismo perdía adeptos. Hacia mediados de la década de los treinta se articuló una fuerte oposición contra esa tendencia —percibida como oficial y excluyente—, hasta la destitución, en 1943, de Sabogal de la Escuela Nacional de Bellas Artes. Para los seguidores del indigenismo se trató de una disposición injusta, produciéndose un movimiento de adhesión al pintor expresado en cartas, notas periodísticas y eventos sociales. Existe otro texto de Garrido sobre la ENBA, bajo el título “José Sabogal, director de la Escuela Nacional de Bellas Artes” [véase en el archivo digital ICAA (doc. no. 1140395)].
José Eulogio Garrido (1888–1967) fue un reconocido escritor y periodista nacido en Huancabamba (Piura) que realizó una importante actividad intelectual en Trujillo. Fue redactor del diario La Industria de esta ciudad (desde 1910) y su director (1929–46). Formó parte del Grupo Norte junto a destacados jóvenes intelectuales y artistas del norte peruano como, entre ellos, Antenor Orrego (1892–1960), Alcides Spelucín (1895–1976), César Vallejo (1892–1938), Juan Espejo Asturrizaga (1895–1965), Macedonio de la Torre (1893–1981) y Víctor Raúl Haya de la Torre (1895–1979). Editó las revistas El Iris (1913) y Perú (1921–22) de Trujillo, y entre 1927 y 1929 colaboró en la revista Amauta de Lima, organizada por José Carlos Mariátegui. Posteriormente fue nombrado Director del Museo Arqueológico de la Universidad Nacional de Trujillo (1949–63). Su obra literaria, bajo una evidente influencia de las propuestas indigenistas de la época, se dedicó a expresar su admiración por los paisajes y culturas septentrionales peruanos; resaltan sus crónicas publicadas en La Industria y sus libros Visiones de Chan Chan (1931); Carbunclos (1946); y El Ande (1929 y 1949), ilustrados por Camilo Blas y Sabogal. Fue un declarado admirador y amigo de este último como evidencia el presente texto, además de diversos artículos que publicó a lo largo de la década de 1920.