En 1948, tras derrocar al gobierno constitucional de Luis Bustamante y Rivero (1945–48), ascendió al poder en el Perú una Junta de Gobierno y el general Manuel Apolinario Odría (1948–56), quien gobernó por espacio de ocho años. Una de las primeras medidas de su gobierno fue proscribir a los partidos políticos —el Aprista (Alianza Popular Revolucionaria Americana de Raúl Haya de la Torre) y el Partido Comunista, además de promulgar (en julio de 1949) la polémica Ley de Seguridad Interior, la cual restringía las libertades ciudadanas. Bajo este marco legal (a finales de septiembre de 1955), la ANEA (Asociación Nacional de Escritores y Artistas) organizó una primera convención que giró en torno a la responsabilidad cívica de los intelectuales. Lejos de situarse en un plano teórico que hubiera traído a colación el debate sobre arte no figurativo, los discursos ofrecidos en el evento instaban a un compromiso efectivo frente a la situación política del país, aunque sin aludir tácitamente a la dictadura imperante. Como culminación del encuentro, un grupo de intelectuales —incluyendo a destacados opositores de la abstracción como los escritores Juan Ríos (1914–91) y Sebastián Salazar Bondy (1924–65)— pidió tanto una amnistía general como la derogación de la polémica ley antes mencionada, medidas que se anularon con la asunción constitucional al poder de Manuel Prado en 1956.
[Como lectura complementaria sobre la ANEA, véanse en el archivo digital ICAA los siguientes textos: de Sérvulo Gutiérrez (sin título) [“Para un pintor, y éste es mi caso, la defensa de la libertad de pensamiento…”] (doc. no. 1138812); de Eduardo Moll “Reportaje a Carlos A. Castillo” (doc. no. 865074) y “Reportajes” (doc. no. 865093); y de José Sabogal “Pintura mural y Arequipa arquitectónica” (doc. no. 1173383)].