Comentario irónico realizado por Alberto Jochamowitz a la exposición de Arte Madí en la galería Colette Allende de París, donde se incluyó al artista plástico y poeta peruano Jorge Eduardo Eielson. En tono burlón, reseña las pretensiones vanguardistas del “Premanifiesto” de esa tendencia del Río de la Plata, donde se anuncia “la escultura móvil”, “la escultura delirante”, “la música electrónica” y “la poesía móvil”. Lo que Jochamowitz afirmó encontrar en la muestra, fueron tan sólo “algunos artefactos bizarros”. Con el fin de desentrañar esa contradicción aparente entre propósitos y realizaciones, intercambia pareceres con un expositor peruano presente en la Galerie Colette Allende, cuyo nombre prefiere no revelar: “Me habló del orden sagital y cortical, me habló del materialismo estético, me habló de muchas otras cosas (…)”, dice, pero “había una desproporción enorme entre lo que su mente calenturienta concebía y los pobres trozos de madera lacada que estaban en exposición”. El crítico de origen polaco se propone rebautizar a Madí con un juego de palabras: “Nadismo (con ene)”.

Este artículo es de particular interés por poner en evidencia las actitudes de burla y desconcierto —entre cierto Establishment conservador y el propio medio artístico tradicionalista del Perú— ante las vanguardias cosmopolitas después de la Segunda Guerra Mundial (mediados del siglo XX). 

En 1950, la Galeríe Colette Allende exhibió para el público parisino Arte Madí, con obras del uruguayo Carmelo Arden Quin (1913–2010) y del argentino Gregorio Vardánega (1913–2007), del francés Roger Desserprit (1923–85) y del peruano Jorge Eduardo Eielson (1924–2006), este último residente en Europa desde 1948. [Con respecto al Movimiento Madí, ver el “Manifiesto Madí” (doc. no.732008); y el diccionario de términos inventados de Kosice (doc. no.1297301)]. Antes de abandonar definitivamente el medio conservador que lo agobiaba en el Perú, Eielson ya destacaba como un valor de la poesía siendo integrante de la Agrupación Espacio, conjunto de intelectuales que inicia la modernización tanto arquitectónica como artística en el medio local. [Véase en el archivo digital ICAA, “Expresión de principios de la Agrupación Espacio” de Miró Quesada Garland et al. (doc. no. 1126309)]. La asociación dedicó un breve elogio por esa participación de Eielson en El Comercio (Lima, 30 de julio de 1950). Alberto Jochamowitz (1881–1974), influyente ingeniero y crítico —entonces Consejero Cultural de la Embajada del Perú en París— y colaborador asiduo la revista Cultura Peruana es quien asume la postura contraria.Debido a que gran parte de su vida transcurrió en Europa, Jochamowitz fue espectador privilegiado de movimientos de vanguardia, de los que hace los incipientes comentarios críticos al respecto publicados en el Perú: entre ellos, la irónica, pero muy bien informada, nota sobre Le Salon d’Automne cubista (París, junio de 1912). Se muestra elogioso ante artistas como Henri Matisse o Paul Cézanne, pero mantenía una posición ecléctica y vaga sobre los “ismos” más experimentales, actitud reafirmada por su admiración al retratista académico peruano Carlos Baca Flor (1865–1941), cuya biografía Jochamowitz había publicado en 1941.