Manuel Piqueras Cotolí fue un arquitecto, escultor y urbanista español, radicado en el Perú desde 1919. Su llegada al país coincide, en el ámbito político, con el derrocamiento del presidente José Pardo por Augusto B. Leguía. Ello supuso el fin del “civilismo” visto como modelo político aristocrático, dando paso a un gobierno populista con respaldo inicial de varios sectores intelectuales. La ENBA, fundada en ese mismo año, se enmarcó inicialmente dentro del proyecto “civilista” cuya finalidad era implantar en Perú la tradición académica novecentista europea. Su primer director, el pintor académico Daniel Hernández, permitió el desarrollo de tendencias nacionalistas. Tales corrientes fueron propugnadas por José Sabogal, considerado el iniciador del indigenismo pictórico y quien asume la reivindicación del mundo andino contemporáneo; a su vez, Piqueras desarrolló el denominado “estilo neo-peruano”, síntesis de elementos virreinales y precolombinos. Con el tiempo la fusión logró niveles más complejos, relacionados además con las tendencias modernistas europeas contemporáneas. Su primera obra destacada fue la fachada de la ENBA (Lima, 1924), y ese mismo año realizó el salón de recepciones del Palacio de Gobierno (Lima) con motivo de las celebraciones por el Centenario de la Batalla de Ayacucho. En 1929 se inaugura lo que se considera su obra maestra, el Pabellón Peruano de la Exposición Iberoamericana de Sevilla, cuyo centro simbólico era la escalera principal. A su regreso, y tras la caída del régimen de Leguía (1930), fue destituido de su cargo en la ENBA y designado asesor en la Escuela de Artes y Oficios (Lima). Entre las obras de su último período destacan la escultura en mármol de Hipólito Unanue (Parque Universitario, Lima, 1931); el proyecto inacabado en homenaje al escritor Ricardo Palma; y el bosquejo del proyecto de la Basílica de Santa Rosa. La inspiración de este último monumento, simultáneamente modernista y precolombina, causó una fuerte polémica sobre la pertinencia del indigenismo y el estilo neo-peruano, un estilo que no tuvo seguidores directos, pero se relaciona con la producción plástica de quienes trabajaron un proyecto de arte nacional al margen del grupo de José Sabogal como Elena Izcue (1889–1970), Jorge Vinatea Reinoso (1900–31) y Alejandro González Trujillo “Apu-Rimak” (1900–85). Piqueras ejerció influencia sobre los arquitectos peruanos Héctor Velarde y Emilio Harth-Terré, articulando su producción con teorías de los argentinos Martín Noel (1888–1963) y Ángel Guido (1896–1960), arquitectos que indagaron el estilo mestizo-virreinal. [Para más información, consulte en el archivo digital ICAA los siguientes textos: de Manuel Solari Swayne, bajo el pseudónimo de “Don Quijote”, “Notas de arte: para la exposición de Sevilla” (doc. no. 1140871) y “Manuel Piqueras Cotolí” (doc. no. 1141324)].