Este artículo, escrito veinte años después de la muerte del artista colombiano Santiago Martínez Delgado (1906–54), intenta recordar la obra de un artista cuya obra mural fue muy exitosa en las décadas de los cuarenta y cincuenta, pero de quien hoy poco se conoce o se ha investigado, con excepción de la biografía que menciona el autor del artículo, escrita por el historiador Joaquín Piñeros Corpas (1915−82). La edición de esta biografía fue patrocinada por la Compañía Colombiana de Seguros, entidad que creó en 1935 la revista Vida, publicación periódica cultural en la cual trabajó Martínez Delgado como director artístico, dibujante, diseñador y redactor.
La obra mural del artista, destacada por Orduz en su artículo como una de las de mayor riqueza cromática en el país, está representada en los encargos que le hicieron la empresa privada, el gobierno y la Iglesia. Ejemplos de ello son el Tríptico sobre el Congreso de Cúcuta de 1821 para el Salón Elíptico del Capitolio Nacional [véase “Arte: El Mural del Capitolio”, doc. no. 1134910]; los frescos del Banco Comercial Antioqueño de Medellín; los del Colegio de la Presentación de Bogotá; los óleos pintados para el Viacrucis de la Catedral de Cúcuta (obra inacabada); y el óleo Vegetación Colombiana, hecho bajo encomienda del First National City Bank y donado (en 2004) al Ministerio del Interior y de Justicia, considerada la obra en lienzo más grande del país (8m de ancho x 4m de alto). Por otro lado, el artículo resalta su carácter polifacético al mencionar su obra decorativa, cinematográfica, radiofónica e incluso publicitaria; la cual tuvo su desarrollo en la Empresa de Publicidad Santiago Martínez Delgado y Cia. Ltda. No obstante, el autor pone en duda el calificativo de “publicista” por el poco éxito de ventas de la empresa que patrocinó la más conocida de sus guiones para radionovelas, El derecho de nacer.
Aunque murió repentinamente sin haber cumplido todavía los cincuenta años, Martínez Delgado había recibido varias condecoraciones; entre ellas, la Medalla de Oro por el óleo El que volvió —donde se ilustra el problema de la migración interna de campesinos a la ciudad— en el Salón Anual de Artistas Colombianos de 1940; incluso el Primer Premio en pintura en el mismo certamen al año siguiente con el óleo Interludio. Asimismo, ya había recibido en 1933 el Premio Logan por el mural La evolución cultural de Colombia, ejecutado para la Exposición de Chicago de ese mismo año. Resulta de interés señalar que, a pesar de que su obra está dedicada en gran parte a temas tomados de la historia, la literatura y el paisaje colombianos, su obra no ha sido objeto de mayores investigaciones. Su muerte prematura, aunada al hecho de que su obra madura cuando en Colombia estaban surgiendo propuestas modernistas —es decir, ajenas al “esteticismo barroco” del artista que menciona Orduz— puede explicar el olvido o la omisión. Todo ello, unido a una visión modernista de la historia del arte por parte de los críticos del momento [véase “Una mirada a los orígenes del campo de la crítica de arte en Colombia”, doc. no. 1094156], pueden explicar, parcialmente, el desconocimiento que existe hoy en día sobre la obra de Santiago Martínez Delgado.