La I Bienal Internacional de Video-Arte realizada en el Museo de Arte Moderno de Medellín fue el primer gran evento dedicado a este tema; uno de los más significativos que han existido en Colombia. Contó con la participación de doce países, más de doscientas obras, tratándose, por lo tanto, de una muestra histórica internacional con obras de artistas reconocidos: Nam June Paik,Marina Abramovic e Ingo Gunther, entre otros.
En el marco de la bienal se hicieron talleres enfocados a la formación de público. El video-artista inglés Jeremy Welsh (nac. 1954) desarrolló uno sobre expresión experimental; el norteamericano John Orentlicher (nac. 1943) realizó otro sobre la naturaleza del videoarte; hubo un tercer taller sobre el video-arte y su relación con el performance dictado por (1) Ulrike Rosenbach (nac. 1943), la video-artista alemana. Esto aportó una profunda exploración en un medio; lo cual, sin duda, desarrollaría su potencial proponiendo los primeros ejercicios de video-instalación. Procurábase trascender las dos dimensiones reales de la pantalla haciendo del “video-arte una comunicación creativa”, según lo anticipó Jorge Glusberg (1932–2012).
El video-arte nacional estuvo representado por José Alejandro Restrepo (nac. 1959) con piezas como Ostinato, La cuadratura del ojo, Staccato, El nacimiento de Venus y Parque de Chapinero,(2) realizadas en el primer lustro de la década de los ochenta. El francés Gilles Charalambos Bruyère (nac. 1958) también representó el video-arte nacional con obras realizadas en compañía de Édgar Acevedo, Azar Byte Memory Sens (1984), No entiendo ni…… (1984) y Una palabra vale por 1000 imágenes (1985).Además, en las instalaciones del Museo de Arte Moderno de Medellín, dictó la conferencia “Video-arte en Colombia”. Por su parte, Raúl Marroquín (nac. 1948), pionero del video-arte en Colombia, mostró una compilación de su trabajo realizado en Holanda donde vive radicado desde mediados de los setenta.
Vale la pena rescatar que las expectativas generadas por el evento, más su organización y difusión, contribuyeron a incrementar la producción de videoarte en el país. Esto hizo pensar en la consolidación de la bienal (que permaneció por cuatro versiones). En 1992, algunos factores tales como la pérdida de rumbo, la confusión entre video-arte y otro tipo de videos publicitarios o institucionales, amén de la ausencia del número acostumbrado de obras internacionales, fueron determinantes para su desaparición. No obstante su legado continuó en eventos posteriores como Flavio (Festival Latinoamericano de Video 1988), I Festival Franco-Latinoamericano de Video (1992) y eventos recientes como Artrónica (2003?2006) o Experimenta Colombia (2005).
Para mayor información al respecto, véase [1130869 y 1134742].