El historiador y crítico de arte Álvaro Medina (n. 1942) expresa —en el prólogo de su libro El arte colombiano de los años veinte y treinta (1995)— que, “a simple vista”, este reanuda su publicación anterior: Procesos del arte en Colombia (1978), concentrada en el estudio de la actividad artística nacional entre 1899 y 1928. “Es su continuación en la medida en que analiza la obra de la generación siguiente y cubre el período que va de 1922 a 1940”. A través de ambas publicaciones, Medina entregó un aporte significativo a la historia del arte nacional y configuró relatos de un período extenso a partir del estudio de documentos y fuentes de diverso tipo. Se torna evidente, así, la importancia del contexto (político, cultural, económico, etc.) donde surgen las formas de expresión artística.
“La reorientación del movimiento escultórico”, título del capítulo reseñado en este documento, pone sobre la mesa no sólo la mirada de su autor sino que, incluso, cita manifestaciones al respecto de algunos críticos autorizados de la época; entre ellos, Germán Arciniegas (1900–99) y Gustavo Santos Montejo (1892–1967), quienes comentaron y celebraron las transformaciones plásticas del trabajo escultórico producido entonces. En sus textos, ambos resaltan la presencia de Rómulo Rozo (1899–1964) como gran incitador del cambio, amén de los afortunados aportes de los artistas que Medina incluye en su recuento. Este presenta la escultura de los treinta como un fenómeno de ruptura en el que la idea de un arte moderno en Colombia cobra fuerza; es más, resultan de interés los referentes constantes a la industrialización y las relaciones de esta con las formas de expresión artísticas.
La década de los treinta en el país y su escultura, marcada por un particular nacionalismo, promovieron el tema de “lo propio”, aspecto reflejado en los motivos representados por los artistas. En esta década surge el grupo Bachué (en homenaje a la deidad de los chibchas), que fue una colectividad de artistas e intelectuales impulsores de aquellas ideas que invitaron a tomar distancia frente a lo académico y a la imitación de lo europeo, en aras de un arte auténtico [véase doc. no. 1074707].