En “El pachuco y otros extremos”, el poeta, escritor y diplomático mexicano Octavio Paz trata de resolver diversos asuntos relacionados con la búsqueda de una identidad nacional en el México posrevolucionario y, más ampliamente, con la relación existencial de los individuos con el universo. Al comparar la evolución de las naciones con el desarrollo psicológico de los individuos, Paz considera el auto-descubrimiento como el camino hacia la realización de la propia originalidad y singularidad. Posteriormente, y tras señalar a los norteamericanos y mexicanos como polos opuestos en cuanto a actitudes y valores sociales, Paz concluye que ninguno de los dos países ha logrado tipo alguno de reconciliación entre “los hombres” y el universo que considera como deseable. No obstante, y a pesar de los dos extremos que representan los mexicanos y norteamericanos, a Paz le sorprende la figura del pachuco rebelde (entendido como el joven de origen mexicano que vive en los Estados Unidos), que desafía su integración en la sociedad estadounidense y que afirma obstinadamente su propia singularidad. Paz ofrece una amplia descripción de las principales características del pachuco, como la consciente y decidida creación de su imagen. La indeterminación del pachuco desde el punto de vista de su afiliación nacional y cultural constituye, para Paz, “un gesto suicida”. En la vida del pachuco, según el autor, no hay rastro del lenguaje, la religión, las costumbres o las creencias de su herencia mexicana.