El Plan Espiritual de Aztlán llama a los chicanos a reivindicar su nacionalismo mediante la movilización de las masas y la fundación de una nación libre e independiente. El manifiesto se desarrolla en tres partes: 1) El nacionalismo, fuerza organizadora clave puesto que trasciende las divisiones de clase, religión, política y medios económicos; 2) Los objetivos organizadores, que incluyen el control económico, la educación pertinente para los chicanos, las instituciones que sirven al pueblo, la autodefensa, mantenimiento de los valores culturales y la liberación política; y 3) Las acciones propuestas que incluyen la diseminación de las ideas del plan, organización de protestas ausentándose temporalmente de las aulas escolares durante el Día de la Independencia Mexicana (16 de septiembre), defensa de la comunidad y construcción de nación independiente y de un sistema económico y político. El artículo termina declarando que El Plan Espiritual de Aztlán es, antes de más nada, un plan de liberación.

El manifiesto de El Plan Espiritual de Aztlán fue aprobado en Denver, Colorado, en marzo de 1969 durante la primera National Chicano Youth Liberation Conference [Conferencia Nacional Chicana de Liberación Juvenil], a cargo de la Cruzada por la Justicia, organización de Rodolfo “Corky” González. El Plan formalizó el concepto de “Aztlán” —una nación chicana compuesta por el territorio cedido a los Estados Unidos tras la Guerra de 1848 entre Mexico y los EE.UU. Esta copia proviene de El Grito del Norte, periódico comunitario del Movimiento Chicano de Albuquerque, Nuevo México. Publicado el 6 de julio de 1969, se trata de una de las primeras versiones impresas de El Plan, aunque durante la Conferencia de la Liberación Juvenil se distribuyó una hoja mimeografiada del mismo. A la conferencia asistió el poeta y escritor chicano Alurista (nacido en 1947), donde leyó uno de sus poemas que posteriormente fue empleado como preámbulo de El Plan.Además de presentar por primera vez una nítida declaración de la creciente conciencia nacionalista de los chicanos, y especialmente entre los jóvenes, El Plan revela también el papel específico a seguir por los artistas, escritores y músicos que formaban parte del Movimiento bajo la sección “Objetivo de Organización 6”. Como resultado de ello, esta doctrina fue adoptada y practicada por muchos artistas chicanos y chicanas que abandonaron sus propias carreras para producir obras en la comunidad y a su servicio, en vez de producir ensimismados o para el mercado del arte. El Plan sirve también como poderoso indicador del importante papel dado a los artistas dentro de los objetivos y planes del movimiento político chicano.