Este texto para el catálogo de la muestra que fue realizada en el Museu de Arte Contemporânea da Universidade de São Paulo del 8 de marzo al 22 de abril de 1990, la cual se había presentado anteriormente (octubre de 1989) en la Escola de Artes Visuais do Parque Lage, en Rio de Janeiro. Morais escribe su texto en respuesta a las indagaciones surgidas previamente, durante el evento previo en Rio de Janeiro sobre la ponderación (o no) de este tipo de “arte”. La exposición de Arthur Bispo do Rosário implica una osada perspectiva que une arte y demencia, defendiendo la visión de la locura como enfoque pertinente del arte contemporáneo. Ambas muestras tuvieron un gran impacto en el medio artístico brasileño por todo lo que implicaban.
En el caso de esta muestra se destaca el interés experimental de instituciones museológicas como el MAC-USP —sobre todo en las gestiones de Aracy Amaral y Walter Zegnini— de traer a la mesa de debates asuntos experimentales y pertinentes a la contemporaneidad como el del binomio arte-demencia; la locura siendo un atractivo para aquellas prácticas contemporáneas que privilegian asuntos periféricos o de marginalidad. El antecedente lo habían establecido en Brasil, desde la década de cincuenta, los artistas Almir Mavigner y Abraham Palatnik quienes desarrollaron cursos de dibujo y pintura para los internados en el centro siquiátrico Engenho de Dentro (en Rio de Janeiro). En el caso de esta muestra de la obra de Artur Bispo do Rosário (1911-89), realizada mientras el artista se encontraba recluido en una institución similar donde permaneció medio siglo, la discusión surgida giró en torno a la designación de la producción de estos individuos como “arte” o, inclusive, como una práctica que alcanza niveles de vanguardia.
Frederico [de] Morais (n. 1936) es una de las personalidades marcantes de la crítica de arte en el Brasil. Inicia sus actividades críticas, inicialmente vinculado al cine en Belo Horizonte con materias culturales en varios periódicos de esa ciudad, desde entonces adoptando una actitud en defensa de las manifestaciones no convencionales del arte y el cuño experimental de las vanguardias. Hacia 1967 se transfiere a Rio de Janeiro, donde, como periodista, fue crítico de arte durante años, tanto en el Diário de Notícias como en O Globo, ambas en Rio de Janeiro. Fue uno de los críticos “comprometidos” más actuantes en las décadas de sesenta y setenta, habiendo apoyado diversos movimientos y exposiciones de vanguardia de aquella época, además de fungir como curador en ellas. El surgimiento de la “Geração 80” lo lleva a ciertas reconsideraciones políticas y reajustes teóricos.
Su involucramiento con la “Geração 80” condujo a Morais a otros textos al respecto [véáse archivo digital ICAA, “Leonilson: a Geração 80 ficou para trás”, (1110961); y, de modo específico sobre ese “retour à l’ordre” sucedido en Brasil, “Gosto deste cheiro de pintura” [Me gusta el olor a pintura] (1110992)]. El asunto relativo a dicha “Geração 80” generó innumerables extos y ensayos; algunos de ellos en el archivo digital ICAA [véanse “Dance a noite inteira mas dance direito” (1110945) y “Pintura dos anos 80: algumas observações críticas” (1110972].