En su texto de presentación, la crítica de arte Maria Alice Milliet —responsable del acervo de la Coleção Nemirovsky integrada hoy a la Pinacoteca do Estado de São Paulo— procura aclarar cómo la reflexión sobre identidad individual y femenina constituye una columna vertebral en la obra de Nazareth Pacheco; sin que ello derive en un citacionismo gratuito, o sea, una simple reelaboración de signos usados hasta el hartazgo por el feminismo “políticamente correcto”. A su juicio, Nazareth teje problemas en torno al asunto hasta sensibilizar hondamente al espectador. Todo eso se encaja en un gran grupo de artistas surgidos al final de la década de los ochenta capaces de trabar un diálogo intenso y más directo con los espectadores vía la “revelación de contenidos potenciales y más perturbadores”, que exponen la sensibilidad hasta erguir una poética que cuenta con el cuerpo y con la identidad como nervios centrales.
Consúltese, al respecto de propuestas femeninas en torno a la Geração 80, el ensayo “Quatro artistas” de Aracy Amaral [doc. no. 1110458], y de la misma crítica “Espelhos e sombras” [doc. no. 1111060], dedicado a mujeres pintoras de esa generación y, en especial, obras de Nazareth Pacheco (donde se confunden el embellecimiento con la tortura).