Flávio Motta hurga en este texto sobre la vida urbana —la cual le da una dimensión a lo cotidiano— amén de ciertas cualidades de la vida rural. A su juicio, la ciudad, un ámbito de contradicciones, no es algo que se da gratuita o naturalmente, sino, más bien, algo que da para pensar. Motta se refiere al espacio construido por la Historia y al tiempo social que se transfigura por múltiples condiciones de trabajo. Siendo así, un producto que aparece como punto final de una cadena de producción, será visto como materia prima (constructiva) que sale de la basura para instalarse en la periferia de la ciudad. Un reflector de luz eléctrica (producto acabado) al ser usado y, tras fundirse como iluminación, pasa a ser el recipiente de vidrio que almacena el querosén para lámparas artesanales. Al perder su significación, inmediatamente adquiere otra, fruto de la actividad creativa que organiza el universo de piezas que rodea el ámbito de la pobreza. Para Motta, esto no viene a consagrar ninguna “estética de la basura”, tan al gusto de los abanderados del Tercer Mundo; tan sólo muestra la capacidad humana de adaptación a la cadena de producción, distribución y consumo, lo cual no justifica, de ningúm modo, la pobreza.

Texto fundamental donde se discute el reaprovechamiento del material de desecho, el cual, posteriormente, servirá de materia prima en el contexto urbano periférico llamado “de exclusión”. Tal pensamiento, ampliado por la integración de imágenes populares y del día a día, viene a caracterizar una parte de la producción artística de aquella época, negándose a definirla como “estética de la basura”. En otras palabras, no es posible la exaltación de “lo precario”; hay que aprovechar, del modo más inteligente posible, los materiales que por suerte nos ofrecen los países periféricos.

El profesor, historiador y crítico Flávio [Lúcio Lichtenfelds] Motta (n. 1923) fue una figura influyente en el cuerpo docente de la FAU-USP (Faculdade de Arquitetura e Urbanismo da Universidade de São Paulo). Fue responsable por la introducción (en el curriculum escolar) de los cursos de Historia del Arte y de Estética. En 1967, al alimón con el artista Nelson Leirner, propuso el primer desfile de banderas y estandartes, produciendo las obras a partir de la llamada “literatura de cordel” del noreste brasileño. El primer desfile se realiza en la Avenida Brasil (São Paulo), siendo las banderas decomisadas por las fuezas represivas militares; el segundo, en la Praça General Osório (Rio de Janeiro), inicios de 1968, integra artistas como Hélio Oiticica y Rubens Gerchman. En 1967, Motta había propuesto la confección de sellos hechos por el público asistente al IV Salão do Distrito Federal (Brasília).

[Véanse otros textos del autor en el archivo digital ICAA: “Arte cinética e pop arte” (doc. no. 1111367); “Arte na cidade” (doc. no. 1110633); “Arte na cidade”, en coautoría con Marcello Nitsche (doc. no. 1110634); “Arte pobre: gato encaixado” (doc. no. 1111369); “Desenho e emancipação” (doc. no. 1111178); “As esculturas de plástico de Mario Cravo Junior” (doc. no. 1111368); “O olho” (doc. no. 1111374); “Superfícies habitáveis: memorial I” (doc. no. 1110637); “Trabalho e linguagem” (doc. no. 1111375); y (sin título) [“Vimos a paisagem enquadrada e as árvores caídas (…)”] (doc. no. 1111210)].