El presente ensayo ejemplifica los aportes de los artistas brasileños al abstraccionismo. El texto de Ronaldo Brito (n. 1951), originalmente se publicó en el catálogo de la muestra Iberê Camargo: mestre moderno, llevada a cabo con la curaduría del autor en 1994, en el Centro Cultural do Banco do Brasil, y constituye un esbozo de la retrospectiva del pintor de Rio Grande do Sul. El balance de su obra parte de paisajes de inicios de los cuarenta hasta su serie “Ciclistas” producida en los noventa. En el año que se lleva a cabo la muestra el artista cumplía ochenta años de edad. Había recibido un tributo en la Bienal de São Paulo en una Sala Especial al lado de la obra del ítalo-argentino Lucio Fontana, Robert Rauschenberg y Richard Long. El homenaje, sin embargo, no era para él un elogio al sugerir vínculos de su pintura con obras cercanas a “la instalación”. En una declaración hecha al Jornal do Brasil (Rio de Janeiro, 17 de julio de 1994), el pintor rechaza cualquier tipo de referencia instaladora, definiéndose, de modo paradójico, como un pintor que produce abstracciones “aunque sean figurativas”.
El artista y profesor Iberê Camargo (1914–94) aunó esfuerzos con Alberto da Veiga Guignard, para la formación durante la década de cuarenta del Grupo Guignard. Hacia 1953 enseñaba grabado en Insituto de Belas Artes de Rio de Janeiro. Posteriormente, lleva su técnica fuera de su estudio a un taller al aire libre (Atelier livre, 1961) que, con el paso del tiempo se convirtió en un centro importante de enseñanza artística en Porto Alegre, que trascendió el nivel general del mundo académico de la ciudad. Su trayectoria profesional produjo una entrevista importante en 1972 [véase archivo digital ICAA (doc. no. 1110416)].
El crítico cearense de arte Ronaldo [Correia de] Brito es uno de los más importantes e influyentes críticos de arte en actividad en el medio brasileño. Publicó sus ensayos en libros, revistas y catálogos de exhibiciones, siendo además colaborador del periódico Opinião y uno de los fundadores de las revistas Malasartes y Gávea. Se trata de uno de los protagonistas, en los años setenta, promotor del reestudio del movimiento neoconcreto y de su legado en el arte contemporáneo del Brasil.