Mario Abreu [1919–93) escribe esta presentación para su muestra Objetos Mágicos, celebrada en el Museo de Bellas Artes de Caracas, en 1965. El artista plástico venezolano había comenzado a elaborar las piezas de la exposición —los objetos mágicos, también llamados “santerías” en los primeros tiempos— aproximadamente desde 1960, dos años antes de su regreso a Venezuela de París, donde permaneció toda una década. Los expone por primera vez en la Galería Valerie Schmidt de la capital francesa, en la exposición L’Œil de Dieu [El ojo de Dios], en 1961. Años después, esta sería la primera muestra en su país de estos objetos.
Esta breve presentación constituye una suerte de “proclama” sobre principios de orden espiritual que influyen sobre su obra; y resulta algo tan abigarrado y surrealista como sus propios objetos mágicos. Semeja el discurso de un “iluminado”; un ser que se siente imbuido de una fuerza cósmica que lo anima plenamente. Tal percepción se expresa en su obra; a su juicio, toda una “demarcación de mi propia geografía física y psíquica”, una “filosofía potencial y viviente”. Así, los objetos mágicos, especie de santuarios con claras referencias en los rituales y prácticas mágico-religiosos de la santería, constituyen para el artista un ensamble de objetos cotidianos, aunque relacionados y dispuestos de tal manera que les concede una atmósfera y una jerarquía ritual y religiosa. Sin duda, bastante arraigada en la cultura popular y distanciada profundamente de modelos esteticistas o de “la estetiquitis” que, según afirma Abreu, es el mal de quienes cultivan esos modelos.
Este texto fue reproducido para el catálogo de la muestra, cuando se presenta en el Museo de Arte Moderno de Bogotá, en 1966. [Para otro análisis de este artista, consúltese el artículo de Roberto Guevara “La magia de los objetos en Mario Abreu”, accesible en el archivo digital del ICAA (doc. no. 1155134)].