El documento publicado en la Sección Obituarios de la revista Arte en Colombia (edición de septiembre de 1988), fue escrito por el crítico y curador Germán Rubiano, quien lamenta el fallecimiento a los 46 años de Álvaro Herazo, el día martes 24 de mayo del mismo año. El artículo nos cuenta, de manera detallada, su trayectoria artística profesional, marcada por una tendencia polifacética en relación a los medios, temas y tendencias a los que él apeló para la concepción y desarrollo de su obra. Herazo es destacado en el texto como un activo investigador sintonizado con las últimas tendencias del arte, la música y la arquitectura; característica que le permitió aplicar tales conocimientos al desarrollo de su obra plástica y a sus funciones como curador, crítico, investigador, profesor y arquitecto. El autor reitera la importante y profunda aproximación que el artista tuvo al arte conceptual y a los medios más experimentales como es el caso del performance durante los ochenta. Es más, subraya la importancia del trabajo teórico que el artista cumplió junto al Grupo 44 de Barranquilla, conjunto de artistas del caribe colombiano que incluía al propio Herazo, amén de Delfina Bernal, Eduardo Hernández, Fernando Cepeda y Víctor Sánchez. 

El documento da a conocer la forma en que la obra artística y vida profesional de Álvaro Herazo (1942-88) afectaron e influenciaron el ámbito de las artes plásticas en Colombia y, en especial, del contexto caribe del país tras su muerte. Herazo, reconocido en el texto no sólo por su investigación plástica desde principios de los sesenta hasta su fallecimiento, se evidencia de manera icónica como teórico y crítico clave para entender la noción de artista contemporáneo que deambula en lo que parece ser una esquizofrenia mediática, teórica y de oficio.

Aunque el documento reconoce una obra variada y poliforme, no se esfuerza por hacer de ésta un discurso artístico sólido; por el contrario, decide reconocer períodos estéticos como etapas determinantes en la obra del artista, separándolos por tendencias o técnicas experimentadas durante lapsos de tiempo. A manera de ejemplo, el autor se refiere al conceptualismo experimentado en los ochenta o las acuarelas de temas ecológicos de los setentas. Esta lectura, que divide la vida del autor en períodos formales de su obra, no percibe la pluralidad del discurso propuesto como elemento enriquecedor o como cualidad de adaptación por parte del artista. De manera contraria, la reduce a un gesto incongruente entendiendo a Herazo como hijo de un estilo propio, definición de “artista moderno” que, aún en la década de los ochenta, se mantenía en el ámbito nacional. Sin embargo Herazo es redimido, de la concepción moderna de artista, al citar sus palabras en el texto escrito sobre su obra Los Bañistas (1987); una serie de collages para el espacio urbano donde el artista evidencia las múltiples caras y referentes al que su trabajo podía acoplarse, a pesar de este haber sido realizado en una técnica más tradicional a la línea que venía desarrollando con anterioridad. 

Es importante anotar el señalamiento al trabajo experimental y conceptual que Álvaro Herazo realizó durante los ochenta. El artista hizo fotografías, videos y completó este “ciclo” con la realización de los performances: Proyecto para sellar el Mar (1981), Reporter con Interferencias (1982) presentado en el espacio alternativo Sara Modiano en Barranquilla e Información es Poder (1984), realizado para el primer encuentro de Cultura Hispanoamericana en Bogotá. Con ello, Herazo se destaca como uno de los pioneros de este medio en el país.

Para obtener más información del artista véase doc. no. 1131063.