En este ensayo, Carmen María Jaramillo aborda ampliamente el estudio de la obra de Manuel Hernández considerando sus alusiones artísticas al lugar, al contexto del arte y a la historia colombiana. La curadora define al artista como “insular” entre las generaciones de Alejandro Obregón Rosés, Enrique Grau Araujo, Edgar Negret, y Eduardo Ramírez Villamizar y la generación siguiente. Aquella que incluye a artistas como Beatriz González, Bernardo Salcedo y Carlos Rojas. Igualmente, su crítica marca una notable distancia entre Hernández y Obregón, cuando retoma una afirmación de la crítica Leslie Judy Allender, donde se define a Hernández como el único artista colombiano que no recibió fuerte influencia de Obregón. El texto aparece en una de las ediciones de la colección de folletos sobre varios artistas de gran envergadura y/o presencia en la colección de arte del Banco de la República de Colombia. Hernández ha sido considerado como uno de los más importantes artistas abstractos colombianos, habiendo sido merecedor de distinciones como la Gran Orden del Ministerio de Cultura (1998), o bien, el Primer Premio en pintura en el XII Salón de Artistas Colombianos (1961). El folleto incluye, además del profundo análisis por parte de Jaramillo, una selección de las exposiciones más importantes del artista hasta la fecha de publicación (2005), distinciones y premios. Para la realización de este estudio, Jaramillo se basa en conversaciones habidas entre Hernández, tanto con el periodista José Hernández como con Camilo Calderón; amén de importantes textos de catálogos como el caso de Manuel Hernández, publicado por el Museo de Arte Moderno de Bogotá en 1983.