El texto del escritor y crítico de arte colombiano Darío Ruiz Gómez (n. 1936) comenta la única exposición antológica de Darío Jiménez (1919-80), la última que el pintor realizó en vida. Diez meses después, éste moriría en la ciudad de Ibagué (Tolima) en el más completo olvido. Esta exposición de la Galería Belarca, organizada en 1979 por la gestión de Alberto Casas, amigo de Jiménez, trató de compensar tantos años de marginación artística.
Por las exposiciones póstumas Darío Jiménez: Exposición antológica 1938-1980 (1987) en la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá y Darío Jiménez: Un testimonio poético (1995) en el Museo de Arte Moderno de Bogotá se descubrió y reconoció la obra que produjo al margen de los postulados que fundaron el arte contemporáneo en Colombia. En total el pintor realizó cinco muestras: 1942, en el Conservatorio del Tolima; 1943, en el Foyer del Teatro Colón de Bogotá; 1946, en la Ciudad de México; 1972, en la Galería 70 de Bogotá; y la última, aquí documentada.
Provisto de una personalidad apasionada interpretada como “la medida de un delirio” en palabras de Ruiz Gómez, Darío Jiménez asumió vida y obra a contrapelo de los valores hegemónicos del arte en Colombia. Debido a la indiferencia ante su producción artística por parte de la crítica que legitimaba los lenguajes artísticos establecidos y por el hecho de estar ausente de eventos claves de difusión, tales como salones nacionales, su nombre cayó en el olvido. Si su vida bohemia chocó con el medio conservador de su región, en cambio, su obra respondió al contexto cultural del departamento del Tolima, en la zona andina del centro-occidente de Colombia donde el artista radicó.
En el texto de presentación de la exposición Darío Jiménez: Exposición antológica 1938-1980, la crítica y curadora de arte Carolina Ponce de León (n. 1957) afirma que sus exposiciones no obtuvieron mayor repercusión, probablemente porque careció de comentarios cómplices de críticos no tan responsables en esa época. Por ese motivo señala, quizá refiriéndose a la muestra en la Galería Belarca, que “una galería difícilmente puede definir el perfil histórico de una obra sin el debido apoyo de la crítica, de los historiadores y de los certámenes culturales oficiales”. (Véase "Darío Jiménez: Exposición antológica 1938-1980", doc. no. 1098541).