En el presente texto, Carolina Ponce de León, la curadora de la exposición Darío Jiménez: Exposición antológica 1938-1980, elabora un perfil biográfico y crítico de la obra del artista colombiano Darío Jiménez Villegas, desconocido en ese momento. Sostiene ella que el tardío reconocimiento a su obra se debió a la revitalización en Colombia de las tendencias figurativas y neo-expresionistas de los años ochenta; momento aliviado de las discusiones sobre modernidad y progreso que no permitían hacerle justicia a ciertas prácticas al margen de “un arte moderno y universal”. La autora señala, en principio, la dificultad de reconstruir la biografía de Darío Jiménez, por la escasez de documentos que impide la confrontación de versiones. Tanto el delirio alcohólico del artista como su estilo de vida licencioso impidieron un cabal reconocimiento de su obra ya que sus excesos no compaginaban con las convenciones burguesas del medio social. En el texto, Ponce de León destaca dos momentos de importancia en su caso: la primera exposición a los 24 años de edad en el foyer del Teatro Colón de Bogotá (1943) y su estadía en México (entre 1944 y 1948) donde el artista se entregó a la vida bohemia. Analiza, a lo largo de cuarenta años, varias de sus obras que la curadora inscribe en el simbolismo postimpresionista, la pintura metafísica y el expresionismo alemán, lo cual, en suma, demuestra el arraigo de Jiménez a los mitos y al paisaje de Tolima, su tierra natal.

Con la exposición Darío Jiménez: Exposición antológica 1938-1980 y el texto “Un paréntesis en el olvido: Darío Jiménez (1919-1980)”,Carolina Ponce de León (n. 1957) —directora del Programa de exposiciones de la Biblioteca Luis Angel Arango del Banco de la República de Colombia, de 1984 a 1994— recuperó del olvido la vida del pintor Darío Jiménez Villegas (n. 1919-80) consolidando así el interés de la Biblioteca por rescatar artistas de provincia que por diversas circunstancias fueron relegados por historiadores y críticos de arte en Colombia. Esta labor la comenzó Ponce de León en 1984 con la exposición retrospectiva de la pintora Débora Arango (1907–2005). 

La vida y obra de Darío Jiménez puso en entredicho los valores artísticos hegemónicos que dominaron la escena artística nacional desde los años cincuenta. Provisto de una personalidad apasionada y delirante, desarrolló una obra absolutamente al margen de aquellos postulados que fundaron el arte contemporáneo en Colombia. Debido a la indiferencia a su producción artística que lo omite en escenarios claves de difusión —ya sea en los salones nacionales o bien en textos críticos que legitimaban ciertos lenguajes artísticos— su nombre quedó en el olvido. Aunque su vida bohemia haya chocado con el medio conservador de su región, su obra respondió, sin duda, al contexto cultural de la zona andina en el centro-occidente del país: el departamento de Tolima. 

La Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá inauguró, en el mes de marzo de 1987, la exposición antológica de Darío Jiménez Villegas conformada por 85 obras. Justamente a propósito de la exposición, se realizó la mesa redonda “¿Cómo se ha hecho la historia del arte en Colombia?” con participación de la artista Beatriz González (n. 1938), de Carmen Ortega Ricaurte (la entonces directora del Museo Nacional de Colombia), la galerista Alicia Baraibar y el historiador del arte Germán Rubiano (n. 1938). El hecho de que Darío Jiménez hubiese pasado inadvertido tantos años motivó la reflexión crítica de los panelistas sobre temas planteados como preguntas: ¿Cómo se ha hecho la historia del arte en Colombia? o bien ¿Cuáles han sido los parámetros para hacer la historia del arte? Otro punto de partida para la discusión señaló que la historia del arte en Colombia se limitaba a repetir lo que algunos pioneros escribieron a principios o mediados del siglo XX, con un fuerte acento centralista donde se aportaban pocos descubrimientos.