El crítico José Hernán Aguilar reseña para el periódico El Tiempo —diario de mayor circulación nacional en Colombia— la segunda exposición individual de Fernando Uhía titulada Pinturas y llevada a cabo en 1991 en la Galería Gaula. Se trata de un espacio independiente para muestras y difusión de propuestas artísticas contemporáneas a cargo de Jaime Iregui Restrepo, Danilo Dueñas y Carlos Salas, el cual funciona en Bogotá a inicios de la década de los noventa. Aguilar reseña en el texto la exposición, explicando que no se presenten pinturas convencionales trabajadas con pigmentos ni tampoco lienzos, sino obras hechas con hules y objetos. Aguilar recurre a una leve revisión histórica de las expresiones pictóricas emparentadas, de alguna forma, con la propuesta de Uhía para establecer paralelos entre tres obras del artista bogotano y las obras de la historia del arte a las que alude, respectivamente, en cada obra. Aguilar advierte que los interrogantes que plantea Uhía en estas obras no pueden ser resueltos en el lenguaje tradicional de la pintura convencional, razón por la cual se vale de hules y objetos, trazando así, ligeramente, toda una genealogía de prácticas similares en la pintura (Picasso, Duchamp, Rauschenberg), por lo que el crítico sitúa a Uhía como su heredero. Para Aguilar, las pinturas de Uhía no sólo simulan un material, sino también un comentario estilístico y un modelo pictórico. Se detiene en tres obras y las comenta para establecer una lectura (en paralelo dialógico) con las otras obras citadas en cada título: (1) Mondrian & Van Doesbourg, El nuevo Proun, El libro rojo. Finalmente, Aguilar afirma que, el valor de la obra de Uhía en el tratamiento pictórico como objeto o fetichismo, depende de que el espectador tome distancia.