En esta primera parte, de un artículo extenso publicado en dos entregas, el artista y curador Félix Ángel traza una historia crítica del proceso de ascenso de la generación de artistas colombianos que terminó siendo conocida como los “Once antioqueños”. Comienza mostrando la situación de la plástica regional antes de 1968, caracterizada por el “más completo enclaustramiento”. Es más, reconoce el impulso modernizador de las bienales de arte (patrocinadas por Coltejer) al tiempo que identifica el lugar secundario que ocupaban, hasta entonces, las artes de la región de Antioquia frente al contexto de Colombia. Recuerda la exposición Arte Nuevo para Medellín, la cual considera un hito antecesor de la primera bienal de Coltejer (1968). Paralelamente, Ángel expone su situación personal; identifica la falta de un museo que cumpliera tareas indispensables (“Las exhibiciones de vanguardia se realizaban en almacenes de muebles”), así como la creciente participación del “grupo de Medellín” en distintos eventos culturales. El surgimiento de la primera galería comercial “post-bienal” y el énfasis discriminatorio que adoptó esta, junto con la extinción del evento, dejó a muchos de los artistas de dicha generación en la necesidad de tener que demostrar sus valores individuales. A su juicio, “el grupo seguía sin crear nada importante porque, al final de cuentas, nadie estaba interesado en crear nada importante sino en ser importante”. En la segunda parte profundiza sus críticas contra el “Establishment” artístico.

Dos años después de radicado en Washington (1977), el pintor colombiano Félix Ángel (n. 1949) emprende una extensa revisión crítica de la trayectoria seguida por el conjunto de artistas de su generación, en su región natal: Antioquia. El artículo conserva el calor de las polémicas, la visión aguda y punzante del autor, amén de los sinsabores de las rencillas que se suscitaron en los distintos medios artísticos.

El texto muestra el compromiso crítico (y autocrítico) asumido por Ángel; esto le valió la exclusión y el rechazo en ciertos círculos dominantes de la limitada vida cultural de Medellín en particular y de Antioquia en general. Se trata de un interesante aporte para la reconstrucción del árduo surgimiento e inserción de la producción de artistas regionales en la corriente principal del arte contemporáneo del país; el cual, según su versión, estuvo afectado por manipulaciones y personajes astutos con intereses comerciales.

El presente documento constituye un buen complemento a Nosotros (1976) el libro suyo de reportajes con 10 artistas contemporáneos, que antecede a este texto [véase doc. no. 1092608], y a la revisión que sobre los protagonistas de la época emprendió Ángel tres décadas después, en Nosotros, Vosotros, Ellos. Memoria del arte en Medellín en los años 70 (2008). [doc. no. 1099471].