El combativo pintor, diseñador, paisajista, crítico de arte, teórico, Waldemar Cordeiro (1925−73), establece un paradigma de teoría y participación en el meollo del arte y los avances tecnológicos. Después de haber participado del grupo de arte concreto Ruptura (1952), en la década de los cincuenta, y de haber propuesto sus objetos semánticos o “Popcretos” en los años sesenta, lleva adelante sus investigaciones referentes a la experimentación artística. En estos casos, la idea “pop” lo lleva a penetrar —con auxilio de pensadores como el alemán Max Bense— en una dialéctica que oscila entre “cosas” y “realidades”. Cordeiro está convencido de que el arte contemporáneo implica un lenguaje objetivo, el cual presenta cosas (o unidades semánticas) que nada tienen que ver con la representación. “Arte concreto semántico” es el nombre que le asigna. El asunto lo trata, entre otros, en el ensayo publicado en la revista de arquitectura HABITAT: “Novas tendências e nova figuração” [véase doc. no. 1110840]. El autor desarrolla aspectos similares a nivel teórico en el texto “Todos atentos” [doc. no. 1090623], escrito en ocasión de la exposición Propostas 65 que reunió a 49 artistas y tuvo lugar en diciembre de 1965 en el espacio de la FAAP (Fundação Armando Álvares Penteado) en São Paulo. Constituye, de hecho, una de las primeras manifestaciones colectivas en torno a la “nueva figuración” en el Brasil. La advertencia de Cordeiro a los adeptos del “antiarte que critican la postura tecnológica” tiene una dirección precisa: en la teoría, el inicio del “Manifesto Neoconcreto” (1959) planteado por Ferreira Gullar, y, en la práctica, uno de sus epígonos privilegiados, Hélio Oiticica.