A juicio del crítico de arte y literatura, Ferreira Gullar, la muestra Opinião 65 es, sin duda, un hecho de la mayor importancia y capaz de transformar el estancado medio de las artes plásticas. El hecho que los artistas vuelvan a “opinar” constituye un asunto de gran novedad. No cree en un cambio histórico ni radical, aunque reconozca la existencia de un complejo proceso que tiende hacia la abstracción; previamente agotado por el automatismo tachista y la materialidad gratuita de lo informal, ambas ajenas a lo cotidiano y generadoras de una crítica tan subjetiva cuan incomprensible. Volcados hacia la vida y sus problemas, los jóvenes pintores están interesados por las cosas del mundo y de la sociedad en que habitan, haciendo posible, así, el surgimiento de un nuevo tipo de arte humanista. A juicio de Gullar, no hay preocupación alguna con la índole “artesanal” ni tampoco con la creación de “obras primas”, sino con la simple comunicación de una visión de mundo. Se pregunta si las fuentes de dicha producción se limitan al arte Pop o al nouveau réalisme tratándose de un movimiento de cuño internacional. Tal carácter sería coherente por el hecho de involucrar problemas universales; no obstante, Gullar cree en la posibilidad de encontrarse elementos peculiares a cada cultura, país o región; o sea, la eventualidad de que el arte surja de una posición crítica ante la realidad concreta.   

La exposición Opinião 65 tuvo lugar en el MAM-Rio (Museu de Arte Moderna do Rio de Janeiro) en 1965, bajo la organización de la periodista y marchande francesa Cérès Franco con el apoyo del galerista Jean Boghici. La muestra reunió a veintinueve artistas (trece europeos y dieciséis brasileños). Durante la apertura fueron desplegadas las capas de color de Hélio Oiticica denominadas “Parangolés”.

A inicios de la década de sesenta —después de haber sido el puntal del movimiento neoconcreto— el poeta y crítico [José Ribamar] Ferreira Gullar (n. 1930) pasó a adoptar una postura asaz crítica, volcada hacia los problemas de la sociedad al vincularse a los CPCs (Centros Populares de Cultura). En este texto, muestra su alejamiento radical de las tendencias abstractas, insinuando simpatías hacia el advenimiento de nuevas figuraciones como otro muy posible arte de vanguardia. A seguir, rompe frontalmente con las vanguardias, dejando de creer en su viabilidad en un país en vías de desarrollo como el Brasil.

El libro Vanguarda e subdesenvolvimento: ensaios sobre arte [Vanguardia y subdesarrollo: ensayos sobre arte] fue escrito entre 1965 y 1969 en el período posterior al golpe militar (1964–85) que marca a fierro dos décadas de la vida brasileña. Ante ese contexto, el autor se vincula al PCB (Partido Comunista Brasileño) en un momento en que las izquierdas brasileñas entran en un proceso de reorientaciones y autocríticas; los cuales, de una forma u otra, dan la tónica de los ensayos de Ferreira Gullar; sobre todo, a su lectura crítica de las vanguardias importadas. [Véase archivo digital ICAA “Vanguarda e subdesenvolvimento” (doc. no. 1110361)].