Este artículo pretende mediar en la polémica planteada en las “Lecturas Dominicales” del periódico bogotano El Tiempo, en artículo publicado dos semanas antes, donde se indaga la opinión de algunos artistas y críticos sobre la oposición entre realismo y abstraccionismo. [Véase el texto “¿Realismo es decadencia? ¿Abstraccionismo es solo incapacidad?… y el público… ¿Qué prefiere?”, doc. no. 1087938]. La respuesta del poeta y crítico de arte colombiano Luis Vidales Jaramillo (1900–1990) viene a enriquecer la opinión de la crítica en dicha polémica, apenas representada por Eugenio Barney Cabrera (1917–1980) en la encuesta original. En este sentido, es significativo que el crítico aborde el problema desde una perspectiva sociológica, centrada en el análisis histórico y económico de la cuestión.
Vidales opina que el abandono de la imitación de las formas obedece a una necesidad expresiva, pues el paradigma del Renacimiento se ha desgastado y requiere un sucedáneo. Por ello, plantea lo que para él es el problema vertebral del arte moderno: la conquista de los nuevos espacios plásticos. Esto supone una superación de las oposiciones ingenuas (entre “abstracto” y “realista”) y un llamado al juicio reposado, basado en el análisis histórico y en la argumentación minuciosa. Esto permitiría evaluar las implicaciones políticas del cambio de paradigma, por ejemplo.
Por último, llama la atención la manera en que Vidales considera el problema de la recepción en relación con el arte abstracto. Para la época, era común encontrar quejas del público centradas en la poca claridad del mensaje o en la incapacidad de transmitir significado de las obras. El autor considera que este no es un problema de los artistas, sino de la nula educación estética de los receptores. Para solucionar este problema, hace un llamado a la crítica a “ejercer docencia en este sentido”. Esta posición supone una revaloración del papel social del crítico, el cual ya no se limita a emitir juicios, sino también a orientar el gusto del público. Se puede afirmar, por lo tanto, que este artículo contempla la crítica de arte como un actor fundamental en los procesos estéticos y no como una mediación prescindible. En suma, el artículo provee al investigador de una reflexión profunda sobre el arte abstracto en su relación con la crítica y con el público, lo que permite ocuparse de una polémica fundamental para comprender el arte colombiano de las décadas de los cincuenta y sesenta.